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La Muixeranga invade la Ribera

Diez municipios de la comarca impulsan «collas» para levantar torres humanas Otra decena de poblaciones valencianas también imita la costumbre

El ser humano tiene la extraña tendencia de marcarse cimas muy elevadas. El cielo ha supuesto, durante siglos, una ambición a la par que un auténtico mar de incógnitas: ¿Podría un hombre volar?, ¿qué hay más allá del sol y las estrellas, ¿de qué están hechas las nubes? y un largo etcétera de cuestiones que no tenían respuesta más allá de mitos y leyendas. Mucho antes de la invención de aviones, zepelines o globos aeroestáticos, los valencianos ya aspirábamos a tocar el cielo con la yema de los dedos. En torno al siglo XV, se conocen los que podrían servir de precedentes de lo que ahora comúnmente conocemos como Muixeranga. En las últimas décadas, Algemesí ha marcado el camino para recuperar y preservar esta tradición y manifestación cultural. Tal ha sido su empeño, que era inevitable que contagiara con su espíritu a más gente. En la actualidad, se conoce la existencia de más de una veintena de «collas» muixerangueras repartidas por todo el territorio autonómico, de las cuales diez pertenecen a la Ribera: Algemesí (que cuenta con dos), Sueca, Cullera, Carlet, l'Alcúdia, Carcaixent, Alginet y Guadassuar, siendo estas dos últimas las más recientes. Vinaròs, Castellón, Valencia o Pego son otras de las localidades que también se han sumado a esta tradición. Por no hablar del impacto en Catalunya y sus «castellers». Toda una «fiebre muixeranguera» que se extiende cada vez más.

Hablar de Muixeranga es mencionar, por ende, a Algemesí. Algunos documentos escritos atestiguan sus orígenes allá por el siglo XV. Por aquel entonces eran unas actuaciones simples que tenían lugar entre los descansos de representaciones teatrales como un elemento más para entretener al público. El nombre Muixeranga, no obstante, es más modero, ya que históricamente recibían el nombre de «Ball dels valencians», nomenclatura que se mantiene en algunos territorios de Catalunya. En torno al siglo XVIII empiezan a relacionarse con la Mare de Déu de la Salut, un vínculo que las haría evolucionar. Aunque, cabe recordar que no era una tradición únicamente de Algemesí, ya que otros pueblos de la comarca también hacían sus particulares torres humanas y bailes.

El resurgir

Pasaron los años, las décadas, incluso los siglos, y esta tradición fue menguando hasta desaparecer prácticamente del mapa, formando parte, tan sólo, del imaginario colectivo. Muchas localidades dejaron perder la costumbre, pero Algemesí siempre creyó en la Muixeranga. Si bien es cierto que a mediados del siglo XX sufrió un considerable descenso de participación y popularidad. Pero dejarlo desaparecer no era, ni mucho menos, una opción. En 1973 nació la Associació Amics de la Muixeranga, con el firme objetivo de conservar la tradición.

Por aquella época, otros municipios de la comarca también intentaban recuperar esta inigualable pieza del folclore valenciano que se había perdido. L'Alcúdia o Sueca también lo intentaron, pero no tuvieron éxito, de primeras. De hecho, el municipio alcudiano sería el siguiente en volver a sus orígenes. Corría el año 1984 cuando su particular «Ball dels Negrets» volvió a llenar las calles con las esculturas humanas, relacionadas íntimamente con la procesión de la patrona, la Mare de Déu de l'Oreto.

Pese a todo, Algemesí monopolizó esta tradición, la mimó con esmero y trabajó para darle cada vez más esplendor. De hecho, en 1997 nacería la Nova Muixeranga, demostrando que el vínculo entre los vecinos y las torres humanas era muy especial. Su ímpetu y su dedicación terminaron calando hondo en la sociedad ribereña y la llegada del siglo XXI traería muchas sorpresas.

Expansión y Patrimonio

La Navidad del 2005 no tiene, a priori, nada especial. Pero lo cierto es que marcaría un antes y un después en el devenir de la Muixeranga. Durante aquella época festiva, la Muixeranga de Sueca, tal y como la conocemos hoy en día, dio sus primeros pasos. Compusieron sus tres primeras figuras en la Plaça de l'Ajuntament dando lugar a la recuperación de la tradición. A partir de aquel momento, la «fiebre de la muixeranga» se extendería paulatinamente.

Carcaixent se sumaría un par de años más tarde, en 2007, cuando comenzaron los primeros ensayos. Aunque habría que esperar hasta la procesión del Corpus de 2008 para que se presentaran abiertamente en sociedad. La Muixeranga de Cullera sería la siguiente en querer formar parte de la recuperación del folclore valenciano. En enero de 2011 realizaron sus primeros ensayos y aprovecharon las fiestas patronales para hacer su «debut oficial».

En septiembre de 2014 le llegaría el turno a Carlet, aunque la composición de la «colla» se prolongó hasta inicios de 2015, fecha en la que realizaron su primer ensayo. Poco a poco ganaron protagonismo en diferentes eventos festivos de la localidad. Este mismo verano, el germen llegaría a Alginet, constituyéndose el 22 de agosto y participando de forma precipitada el día 28, en la procesión de Sant Josep, acompañada por otras asociaciones. Guadassuar es la última localidad en formar un grupo para preservar y fomentar la Muixeranga.

Este hecho ha dividido, en cierta manera, a la sociedad de Algemesí. Los más puristas defienden que la suya es la «única y verdadera» Muixeranga, abogando por una postura proteccionista. Otros, contrariamente, ven con buenos ojos que esta tradición (que llegó a convertirse en Patrimonio Inmaterial por la Unesco en el año 2011 en su binomio inseparable con la procesión de la Mare de Déu de la Salut) se expanda y llene el territorio de fiesta, danza, torres humanas y, por encima de todo, ese espíritu que todavía resiste, el de querer tocar el cielo con la yema de los dedos.

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