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Las collas exigen que la dolçaina y el tabalet entren de una vez en los conservatorios

En los últimos años ha crecido de manera exponencial el número de asociaciones que promueven su uso Pretenden equipararlos con el resto de instrumentos musicales

Las collas exigen que la dolçaina y el tabalet entren de una vez en los conservatorios

La dolçaina pide paso. El instrumento autóctono por excelencia se expande cada vez más y sus adeptos se reparten por cada rincón de la geografía. Pero no todo es un camino de rosas ya que, a día de hoy, tanto sus intérpretes como el propio instrumento no gozan de la reputación que se merecen. Con todo, goza de una salud que hace unos años era difícil de imaginar. «La gente está mucho más implicada en conocer nuestra cultura y nuestro patrimonio», explica Paco de Domingo, miembro de la Federació Valenciana de Dolçainers i Tabaleters y vecino de la comarca.

Este organismo autonómico se creó en 1988 y ha ido creciendo de manera exponencial junto al particular binomio instrumental. A día de hoy, existen 83 «collas» federadas «y hay otras muchas que ni si quiera lo están», relata de Domingo y comenta que cada año «se reciben más y más solicitudes de ingreso». De hecho, señala la importancia de la dolçaina en las actividades festivas y culturales: «Prácticamente cada fin de semana hay actos en alguna localidad en los que la dolçaina es protagonista directa».

El propio presidente de la federación, Juanjo Trilles, reconoce que la dolçaina «está muy viva,ya que todos y cada uno de los pueblos tienen a alguien que sepa tocarla». Ahora se está «luchando por y para que el instrumento entre en los conservatorios». Al respecto, ambos coinciden en las dificultades que tienen aquellas personas que quieren adquirir una formación académica en este ámbito en concreto: «Ahora mismo, una persona que quiera estudiar un Grado Superior de Música Tradicional debe irse a Barcelona, aquí no puede hacerlo», lamentan.

Profesionalización

Las escuelas municipales son un primer paso hacia ese fomento de la formación pero no es suficiente, ya que se pretende llegar a una profesionalización del sector: «Hasta ahora el dolçainer era prácticamente una figura amateur, hay que buscar alcanzar un nivel profesional y que la dolçaina esté a la altura del resto de instrumentos». En ese sentido, se va a crear una «colla» dentro de la misma federación, con 23 miembros, que ofrecerá conciertos en Valencia, Castellón y Alicante, demostrando sus virtudes, como cualquier sociedad musical de la actualidad.

El factor social y político han jugado un papel importante en su expansión en los últimos años: «La gente está mucho más implicada en conocer nuestra cultura y nuestro patrimonio; y con el cambio de gobierno también hay una implicación política mayor, ya que ahora estamos en reuniones constantes con el conseller Marzà o con el secretario autonómico, Albert Girona, cosa que era imposible con la administración del PP», sentencia de Domingo.

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