Paco Rodríguez se ha convertido, por fin, en profeta en su propia tierra. El cocinero alcudiano del restaurante Miguel y Juani se ha adjudicado el primer premio del «IX Concurs de Putxero Valencià», celebrado ayer en l'Alcúdia. El otro triunfador de la jornada fue El Racó, de Meliana, que se hizo con el galardón del mejor postre de Kaki de la Ribera en la que era su primera participación en el concurso gastronómico. En el certamen se dieron cita dieciocho hosteleros de diferentes puntos de la geografía valenciana.

Ganador del Concurso Internacional de Paellas de Sueca de 2014 y exportador de este plato típico a Tokio, donde ha abierto una sucursal de su restaurante, Paco Rodríguez no había podido alzarse, todavía, con el honor de preparar el mejor puchero de la Comunitat hasta este año. La alegría fue doble, ya que también se hizo con el segundo puesto en el concurso de postres.

Tras Rodríguez, el restaurante Gambrinus, de Siete Aguas, y el Chef Amadeo, de la Playa de Gandia, coparon la segunda y tercera plaza, respectivamente. En la categoría de postres, El Racó, de Meliana, fue el triunfador, por delante del Miguel y Juani y del Picanterra, de Cullera.

Horas antes de la entrega de premios, desde bastante temprano, los participantes empezaban a elaborar sus pucheros. Todos tienen claro que el tiempo es una de las claves para realizar un buen plato. Una cocción pausada, a fuego lento, para que los productos se cocinen en su justa medida, ni un minuto más, ni uno menos. Los cocineros y sus pinches se preguntan constantemente unos a otros: «¿Cuánto le queda a eso?, ¿Tienes controlado cuánto lleva el arroz?».

Otro de los aspectos importantes, en el que también coinciden todos los concursantes, es el producto. No vale cualquiera, tiene que ser el mejor, de calidad. Aunque en este aspecto, ya empiezan las discordancias. Paco Rodríguez apuesta por «los ingredientes de siempre». El cocinero alcudiano es de los que no innova a la hora de cocinar su puchero: «Al final lo que hacemos es cocinar aquello que hemos visto desde que éramos pequeños, reproducimos algo que se ha convertido en una tradición».

Aunque, para gustos, colores, o más bien sabores. El puchero del restaurante Nazaret, en Puçol, es un tanto diferente al resto. «Nosotros le ponemos judía verde, nuestra receta tiene muchas más verduras», reconoce su cocinera. Los hay que, en contraposición, apuestan un poco más por la carne. Álex, del Clàssic Bar, le añade «manitas de cerdo, que le dan consistencia al caldo por su gelatina y aportan más sabor.

Ya en el campo de los postres, el caqui tenía que demostrar su versatilidad para ofrecer a los comensales opciones variadas e innovadoras de consumir esta fruta. En este sentido, la creatividad es mayor que con el puchero ya que no hay una receta única de tratar el caqui y ofrece todo un abanico de posibilidades. Por ese motivo, se vieron combinaciones con chocolates, frutos secos o queso. El producto principal fue tratado de diversas maneras, en pequeños trozos, en cremas, purés o rellenos.