La subasta de las replazas del coto de caza municipal de Cullera, que se celebró el pasado domingo, se saldó con una merma de la recaudación respecto a los valores registrados en 2015. En concreto, la Junta de Tiradas reunió 32.750 euros, una cifra sensiblemente inferior a los 38.150 euros del período anterior. Pese a ello, los valores todavía se mantienen entre los mejores desde el estallido de la crisis, cuando la recaudación llegó a caer en picado.
Pese a la mengua, el concejal de Caza, Salva Tortajada, se mostró «contento» porque solamente una de las replazas ha quedado por adjudicar de las 27 que salían a subasta pública. «La tendencia sigue siendo mejor que en los años previos a la crisis, por lo que la continuidad del coto está más que garantizada», valora Tortajada. De hecho, la replaza más cotizada de este año ha vuelto a ser la número 13, por la que se pagaron 3.150 euros. La segunda que cosechó una mayor puja fue la 6, con 3.050 euros. En el lado opuesto, hubo varias por las que solamente se ofrecieron 250 euros.La subasta estuvo presidida por el alcalde de Cullera, Jordi Mayor.
Agua garantizada
Las reticencia a la disponibilidad de agua en el coto ha sido un factor determinante que condicionó la subasta. Pese a ello, la recaudación superó la barrera de los 30.000 euros. El Sindicato de Regantes ya dejó claro que los niveles para este año se esperan que se sitúen en los mismos del pasado. «Pese a la sequía, la inundación del coto está garantizada», aseguraron desde el sindicat0. De allí también procede la idea de que los cazadores ayuden en la quema de la paja del arroz de acuerdo con los propietarios de las parcelas y siempre y cuando se cumplan las normas. Desde el ente de regantes se mostraron satisfechos por haber logrado la autorización para eliminar los restos de la siega «fruto de la presión» realizada.
De este modo, la subasta cullerense da el pistoletazo de salida a una campaña que durará más de tres meses y en la que los aficionados a la caza de aves acuáticas podrán desarrollar su actividad. Esta práctica es bastante habitual en las zonas próximas al parque natural de la Albufera y, de hecho, en el caso de Cullera, la fecha escogida en los últimos años para pujar por las replazas suele ser el 9 de octubre.
