Algemesí está cada vez más cerca de poder contar con una herramienta más en la lucha contra los robos en los campos. El estudio piloto sobre la viabilidad del uso de drones de vigilancia que han llevado a cabo los técnicos del Departamento de Informática de sistemas y Computadores de la Universidad Politécnica de Valencia está cosechando resultados muy positivos y solo falta que el consistorio acepte la propuesta que realizará la UPV en función de sus informes para que se inicie la primera fase del proyecto.

La propuesta en este periodo inicial cuenta con dos actuaciones: la incorporación en los coches patrulla de una aeronave no tripulada que pueda ser pilotada por un agente en el momento en que se considere y que envíe imágenes en tiempo real a un receptor, aumentando así un radio de vigilancia de un kilómetro, y solicitar una excepción a la normativa vigente que permita que se realicen operaciones de largo alcance con una ala fija, misiones que solo se autorizan a entidades públicas que justifiquen la necesidad de realizar estas maniobras. En este aspecto, la gran cantidad de robos que se contabilizan en Algemesí cada año, sobre todo durante las campañas de recolecta, sería argumento suficiente para que se autorizara las actuaciones.

El profesor de la UPV y responsable del programa de vigilancia de hurtos de Algemesí, Israel Quintanilla, dice que en cuestión de un mes la primera fase puede estar lista para empezar. «Tenemos que presentar la documentación para constituir al Ayuntamiento de Algemesí como operadora aeronáutica y pedir la excepción para poder realizar vuelos largos que sean productivos. Luego los agentes que tengan que pilotar los drones tendrán que sacarse el título de piloto antes de empezar a utilizar este sistema de videovigilancia aérea», explica Quintanilla, quien a la vez es director del máster de drones que va a lanzar la UPV, donde se imparte una formación en pilotaje de drones muy avanzada solo comparable con el nivel que se instruye en Canadá.

La alcaldesa algemesinense, Marta Trenzano, indica que el estudio experimental «ha ido muy bien» y que «en el momento en el que sea posible realizaremos los primeros vuelos». La primer edil asegura que los drones, además de vigilar los posibles robos, servirán como medida disuasoria. «Las personas que piensen en robar se lo pensarán dos veces antes de actuar si saben que pueden haber drones vigilando los campos. Y en el caso que se produzcan los hurtos, las imágenes servirán para capturar o, al menos, identificar a los ladrones ya no solo de cultivo, sino también a los que roban cobre o allanan casas de campo», añade. «Poner puertas a los campos es imposible, pero al menos así el término municipal estará más controlado», concluye Trenzano.

Pese a que la intención de ambas partes es arrancar el proyecto cuanto antes, todavía no se sabe el número de aeronaves que harán falta para controlar las 3.500 hectáreas de cultivo que existen en el término algemesinense. «Se trata de una elección que deben de decidir la Policía Local y la UPV, pues la idea es que, si el proyecto obtiene resultados, incrementar las herramientas de cara a las próximas campañas de recolecta», argumenta la alcaldesa. Tampoco hay una cifra exacta sobre el coste de cada uno de los drones, pues estos varían entre 1.500 y 3.500 euros en función de sus características y de las cámaras instaladas.

Colaboración a tres bandas

Para que el estudio piloto haya obtenido buenos resultados ha sido necesaria la colaboración con los técnicos de la UPV de tres actores como son el ayuntamiento, la policía y la cooperativa Coopal. Durante los ocho meses que han durado las investigaciones, los técnicos han trabajado con documentación como las épocas de recolección, las zonas más afectadas por los hurtos y los tipos de robos. De hecho, se ha configurado una representación del término en formato digital que permite dividir la zona según el tipo de cultivo. De este modo, se permite focalizar las actuaciones en puntos y periodos concretos, mejorando así la eficacia de este sistema de vigilancia.

Si esta primera fase de control de hurtos funciona, el proyecto pretende ir más allá y utilizar las aeronaves para otro tipos de usos. De hecho, la segunda fase del experimento establece la utilización de las mismas en la agricultura de precisión. Para ello trabajarán, además de con las cámaras normales y las termográficas que permiten detectar el calor y a las personas, con otro tipo de cámaras multiespectrales que son capaces de procesar la imagen pero también los infrarrojos que permiten detectar propiedades de la vegetación. La tercera fase, por el contrario, pretende establecer un tejido industrial además de otros proyectos de investigación.