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Más defunciones que nacimientos

El número de alumbramientos se ha reducido en la comarca un 20 % en el último lustro La estadística más reciente, correspondiente a 2014, refleja que durante dos años consecutivos ya fallecen más personas de las que vienen al mundo

La población de la comarca está destinada a envejecer cada vez más. Las previsiones de la pirámide denográfica que diseñan un futuro dominado por los habitantes de edades avanzadas van camino de cumplirse. Los últimos datos publicados por el Institut Valencià de Estadística en relación a la natalidad y la mortalidad de la Ribera reflejan que el número de nacimientos se ha reducido un 20 % en apenas cinco años, pasando de los 3.202 alumbramientos en 2010 a los 2.668 en 2014, último año de referencia recogido por el IVE. Teniendo en cuenta que el número de muertes se mantiene constante en la última década, las defunciones superan a los partos en ese mismo año, ya que perecieron 2.823 personas, 155 más que niños nacidos.

Tras el estallido de la crisis, las parejas se lo piensan dos veces antes de tener un hijo. Las estrecheces económicas que sufre la población no invitan a aumentar las cargas familiares: los bajos sueldos, las dificultades para llegar a final de mes, el elevado desempleo o lo complicado que resultaría hacerse con una vivienda más amplia son algunos de los factores que influyen en esta toma de decisión.

Los datos del IVE avalan esa preocupación juvenil. El año 2008 fue el que mayor número de partos se registró en la comarca, con 3.349 alumbramientos (2.578 en la Ribera Alta y 771 en la Baixa). Desde entonces, la cifra ha decaído año tras año hasta situarse en los 2.626 nacimientos en 2013, la cifra más baja en una década. Entre ese año y 2014, no obstante, hubo un repunte mínimo, llegando a los 2.668. Pese a ello, en el último lustro se ha registrado un 20 % menos de partos. Un reflejo de la situación económica que padecen muchos hogares de la comarca y una sociedad que ha dejado de lado el elevado número de hijos que se registraba hasta hace unas décadas.

Esa circunstancia referida a la natalidad choca, por completo, con la tendencia seguida por la mortalidad en los últimos años. Pese a que los avances de la ciencia han contribuido a una mayor esperanza de vida, lo cierto es que el número de defunciones se ha mantenido constante durante la última década. En este sentido, no obstante, cabe recordar que, como ya informó este diario hace unos meses, la esperanza de vida al nacer de un varón y una mujer en la Ribera Alta era de 78,69 y 84,23 años, respectivamente. En la Baixa, la cifra era de 79,24 años para los hombres y 84,73 para las féminas.

Las defunciones de la comarca se situaron en 2.830 en el año 2005, por las 2.823 del último año de estudio del IVE, 2014. Apenas siete decesos separan el dato más antiguo del de una década después. Las cifras se han mantenido muy parejas durante los años de análisis, presentando ligeras modificaciones de un año a otro, apenas significativas. El año en el que murieron menos habitantes de la comarca fue 2006, con 2.704 fallecimientos; por el contrario, la cifra más alta se registró en el año 2012, fecha en la que se alcanzaron los 2.951 decesos.

Precisamente, ese año 2012 fue el primero en el que el número de muertes superó al de nacimientos, ya que se dieron a luz a 2.858 recién nacidos. O lo que es lo mismo, fallecieron 93 personas más de las que nacieron. La tendencia siguió los años posteriores. En 2013, las defunciones se situaron en 2.715, frente a los 2.626 alumbramientos (89 más); y en 2014 la diferencia es aún mayor, ya que se registraron 2.823 decesos en contraposición a los 2.668 (155 más).

Estas estadísticas, por sí mismas, indican un crecimiento natural negativo, bastante reducido por el momento. Eso quiere decir que, si mueren más personas de las que nacen, la población de la comarca disminuirá de forma progresiva. La tendencia es clara: tendemos a formar una sociedad con más ancianos que jóvenes. Si a estos datos se les suma la pérdida de habitantes extranjeros, todo apunta a una Ribera cada vez más envejecida y despoblada. En estas condiciones, asegurar las pensiones se torna muy preocupante.

Los datos más recientes, casualmente, vienen a demostrar las previsiones que se marcaba el propio IVE sobre la evolución de la población en la comarca. Si bien es cierto que el instituto estadístico prevé que el número de habitantes crezca paulatinamente durante los años venideros, se especula con un envejecimiento considerable de los ribereños. Esto se refleja con una serie de predicciones, basadas en diferentes factores demográficos, en los que se aprecia cómo la población de cero a 45 años tiende a reducirse de aquí al año 2035 en ambas Riberas. Por el contrario, el número de residentes mayores de 46 aumentaría progresivamente en las dos comarcas del Xúquer.

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