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El juicio para liberar Alberic del feudalismo duró 80 años

El largo proceso contra el Duque del Infantado arraigó en la idiosincrasia de la población, siempre muy combativa contra las leyes feudales del señor

El final del siglo XVIII y el principio del XIX contó con una importante convulsión política y social en el territorio español. La herencia de la Revolución Francesa trajo a la península aires de libertad que se expresaron sobre todo con la Constitución de Cádiz de 1812 y posteriores movimientos sociales que provocaron el avance y consolidación de varios derechos, hasta ese momento bloqueados por monarquías que hacían del absolutismo uno de los secretos de su longevidad en el cargo y del feudalismo un sistema de explotación. La sociedad seguía estructurándose y organizándose a través de estamentos claramente diferenciados, herméticamente protegidos por privilegios que provenían de la justificación divina. En Alberic el proceso adquirió una particular connotación, ya que su población luchó durante más de 80 años para desligarse de la posesión señorial y pasar a formar parte de la Corona. El proceso comenzó exactamente en 1764 y acabó en 1835 después de diversos pleitos judiciales contra el Duque del Infantado. Empezó con Carles III en la Corona de la monarquía española y acabó durante la regencia de María Cristina, cuando ya todo había cambiado drásticamente en el territorio español.

Tras décadas de litigios, en junio de 1803 varios representantes de la localidad enviaron al rey un memorial en el que se ponían de manifiesto, según relata Ramón Arnau-García en su libro sobre la historia de Alberic, «los vivos deseos que tiene el pueblo de verse inmediatamente bajo el amable regazo y protección de su verdadero padre y legítimo señor, que lo es el rey, y libre, por otra parte, de la dura sujeción del dominio particular del Duque del Infantado». Carlos IV se comprometió personalmente a dar por finiquitado el proceso. Alberic intensificó las negociaciones y envió más representantes a Madrid, donde, cerca de la corte real, se estipulaban las cantidades, ya que, evidentemente, la localidad no iba a ser liberada sin previo pago.

«Se declara haber lugar á la reincorporación a la Corona de la Villa de Alberich con la jurisdicción civil y criminal, derechos dominicales y tercio diezmo con todas las demás regalías y preeminencias que disfruta en ella y sus términos el Duque del Infantado, entregándosele los 200.000 sueldos valencianos que constan de la escritura otorgada en 20 de febrero de 1348, y los 22.000 de la del 15 de junio de 1387. Los Señores del Supremo Consejo de Hacienda de su Majestad que asistieron a la vista así lo acordaron, declararon y rubricaron en Madrid a 28 de julio de 1804».

El proceso se alargó hasta 1835 por una apelación pero el camino ya estaba marcado y no había marcha atrás. Los nuevos tiempos llegaban marcados por las luchas por la libertad y la persecución de los privilegios de los señores. El largo proceso caló en Alberic, que interiorizó en sus gentes, como ha estudiado el profesor Vicent Giménez Chornet, un importante sentimiento antiseñorial que se vislumbrará en las décadas siguientes con revueltas populares que tendrán a los antiguos señores y sus posesiones como víctimas preferidas. Lo dijo ya Gonzalo Morón allá por 1852: «Alberique, por su odio a los señoríos, distiguiose en toda la provincia por sus ideas avanzadas». Ya en 1801 había existido un motín popular que se opuso al pago de los derechos al señor territorial. Durante días aparecieron pasquines fijados en las paredes de la población incitando a la rebelión, apelando a no dar al señor parte de los frutos que estaban siendo recolectados. Se atacaron las casas del duque y de su baile y picaron los escudos del Infantado colocados en el palacio y en la posada. Alberic vivió el motín durante todo el mes de septiembre. Las decisiones antiseñoriales de las Cortes de Cádiz en 1812 también se tradujeron en Alberic en asaltos a la casa palacio y la bailía, tomando posesión de la barca sobre el río Xúquer, tiendas, hornos y molinos y arrendándolos en subasta pública. En 1854 se demolió a piqueta la casa palacio, solar donde se construyó un mercado.

Una celebración con presente

Alberic vive hoy el último día de actos de la Fira de l'Alliberament Senyorial, que empezará a las 12:30 horas con la actuación de Pep Gimeno «Botifarra», un artista setabense excepcional que interpreta música y canciones tradicionales valencianas. Será en la Plaza de la Constitución. El espectáculo de títeres «Godofredo y el caballero rojo» cerrará los actos. Se cierran así tres días de actos para celebrar el fin del yugo señorial en Alberic.

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