La tendencia en los últimos años en Cullera era subir los impuestos de forma anual, debido especialmente a la situación económica del consistorio y a la cantidad enorme de pagos que habían que realizarse. Pero todo apunta a que dicha tendencia va a cambiar, al menos en el ejercicio correspondiente al 2017. Por primera vez en ocho años el Ayuntamiento de Cullera no subirá ni impuestos ni tasas de cara al próximo ejercicio fiscal. Ésta es una de las principales novedades que recoge el proyecto de presupuestos municipales que el gobierno local (PSPV-PSOE / Compromís) llevará a la sesión plenaria que tendrá lugar la próxima semana.

Según el alcalde de la ciudad, Jordi Mayor, el «riguroso control del gasto efectuado por el ejecutivo durante este año así como el buen comportamiento de los ingresos» en lo que va de ejercicio son las dos claves que permitirán que los tributos no sufran variación alguna de cara a 2017.

Mayor ha destacado que «en menos de año y medio hemos conseguido frenar la sangría de las cuentas públicas», uno de los principales problemas que arrastraba la economía municipal cullerense.

El consistorio apunta que esta «seriedad y austeridad» en la gestión del dinero público se traducirá en un cambio de tendencia puesto que, si bien el año pasado ya no se subieron las tasas y se redujo el tipo de gravamen del IBI, se tuvo que afrontar una subida en la contribución por la revisión al alza del valor catastral.

El tipo del IBI no sube

Para este ejercicio, el tipo de gravamen del IBI se mantendrá en los parámetros actuales después de que el año pasado ya se bajara del 99 al 93 %.

El Ayuntamiento de Cullera se encuentra inmerso en un duro plan de ajuste económico hasta el año 2032 tras ser intervenido por el Ministerio de Hacienda durante el anterior mandato del Partido Popular fruto del colapso de las cuentas públicas.

El rescate que tuvo que pedir el consistorio al Gobierno central tenía como contrapartida condiciones estrictas como la imposibilidad de bajar impuestos y mantenerlos en el máximo posible, situación que no podrá cambiar hasta que el plan de ajuste expire dentro de 16 años.

Control del gasto

Pese a estas dificultades que atan de pies y manos la maniobrabilidad del gobierno local, durante el último año y medio la situación económica ha dado un giro gracias a las políticas de control exhaustivo del gasto por lo que el que se convirtiera en el ayuntamiento más endeudado de la Ribera ha conseguido estabilizar su situación y cambiar el modelo de gestión, orientándolo a uno centrado en la responsabilidad en el dispendio.