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Medio Ambiente

La lluvia llena de brotes verdes la zona abrasada por el incendio de Carcaixent

Ejemplares como el romero, el tomillo y la palmera se abren paso entre las cenizas y provocan la llegada de pájaros en busca de alimento y de agua - La presencia de aves insectívoras confirma la existencia de insectos en los árboles quemados

La lluvia llena de brotes verdes la zona abrasada por el incendio de Carcaixent

Las precipitaciones moderadas caídas durante las últimas semanas han sentado de maravilla a la superficie de monte que se quemó en el incendio de Carcaixent. La mayoría de la zona calcinada presenta un imagen esperanzadora con numerosos brotes verdes entre los restos quemados del bosque. Esta vegetación, junto con el agua que se ha podido almacenar por la lluvia, ha sido clave en el regreso de algunas aves y en la proliferación de insectos.

Son sobre todo plantas como el romero, el tomillo, la palmera, o la coscoja las que están poblando más rápidamente la superficie de los términos forestales de Carcaixent y de la Barraca de Aigües Vives que resultó calcinada. De hecho, algunos conocidos puntos como el Realenc, Sant Blai o la Font de la Parra presentan ya un aspecto vigoroso. Incluso en el Molló de Miramar, el punto más alto del término de Carcaixent, se regenera a gran velocidad gracias a estos vegetales. Al mismo tiempo, estos nuevos brotes refuerzan el suelo con sus raíces. Esto es clave, sobre todo, en zonas con mucha pendiente, donde se corre el riego de que una posible tromba de agua provoque serios arrastres de tierra y de las cenizas que quedaron esparcidas tras apagarse el fuego. Pese a ello, la vegetación existente todavía es débil, por lo que una lluvia intensa podría ocasionar igualmente un remolque de tierra. En este aspecto, los expertos que participaron en las jornadas sobre el incendio celebradas hace justo una semana en el municipio carcagentino ya advirtieron de la necesidad de establecer un plan de acción que se adapte a cada zona en función del estado de erosión que presente.

La rápida regeneración y expansión de estas primeras plantas ha sido posible, en parte, gracias al carácter constante y moderado de las precipitaciones caídas en los últimos meses. A diferencia de las lluvias torrenciales que acostumbran a descargar en otoño, estas han sido suaves y, junto el notable rocío de las últimas noches, mantienen hidratadas a las plantas y han permitido la aparición de charcas, las cuales han posibilitado el regreso de algunas aves. «Sobre todo se han avistado piquituertos, que se alimentan de piñones de las piñas calcinadas de los pinos, y otras especies como el pinzón (que regresa del norte de Europa huyendo del frío), el verderón común o el tordo común», explica el ornitólogo y guía turístico de Carcaixent, Bernardo González. La labor de estos pájaros es formidable, pues no solo se alimentan de los recursos vegetales existentes, sino que «colaboran con la proliferación de la flora transportando semillas de un lugar a otro o ayudando a la fermentación de la tierra con sus deposiciones». Además, la presencia de otras especies insectívoras confirma la idea que defendió el profesor de la UV y experto en la ecología de las aves, Juan Monrós, quien aseguró que «los primeros repobladores del bosque serían los insectos y sus respectivos depredadores». Unos parásitos que, por otro lado, encuentran en la madera de los árboles calcinados el alimento y un buen sitio para resguardarse y reproducirse.

Otros de los animales que se han observado por la zona son los jabalíes, aunque estos simplemente merodean por allí y buscan sustento en otros puntos del monte como, por ejemplo, las zonas de cosecha que se salvaron del fuego. El avistamiento de conejos o reptiles, los cuales desaparecieron con el incendio, sigue siendo una incógnita y otras aves como el búho real o el águila perdicera tardarán a regresar al bosque de Carcaixent.

Plan de reforestación

Si bien el verde está rebrotando de un modo uniforme en todas las zonas del bosque, González defiende el posicionamiento de los expertos, quienes ven necesario actuar en las zonas más erosionadas pero creen que se debe de dejar trabajar a la naturaleza en los puntos en los que esté realizando un buen trabajo. «Los árboles tardarán años a regenerarse, por lo que es necesario que se realice una reforestación en los puntos más necesitados», argumenta el ornitólogo. En este aspecto, la charla llevada a cabo por Monrós el pasado viernes sirvió, además, para lanzar la idea de crear un proyecto de investigación entre voluntarios que se impliquen para evaluar la velocidad de recuperación del monte.

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