El Ayuntamiento de Carcaixent no tiene previsto invertir en la recuperación del horno crematorio municipal, ubicado en el cementerio de la localidad. Las instalaciones llevan más de un lustro cerradas y están obsoletas, por lo que haría falta una fuerte inversión para volver a poner en funcionamiento un servicio que no ofrece garantías de ser rentable pese al notable aumento del número de personas que son incineradas cada año.
Pese a ser municipal, una compañía privada se hizo cargo de la explotación a través de una concesión hasta que se cerró definitivamente. De hecho, el ayuntamiento notificaba la caducidad de la concesión del servicio en 2009, fecha desde la cual el crematorio permanece cerrado. En aquellos tiempos, el horno ya presentaba algunas deficiencias. Ahora, sin embargo, las instalaciones están obsoletas y haría falta una completa remodelación para ponerlas en funcionamiento, por lo que desde el nuevo gobierno que lidera Paco Salom no se plantean invertir en el crematorio. «Haría falta mucho dinero para ponerlo de nuevo en funcionamiento, por lo que en todo caso sería mejor construir uno nuevo», explica Sal0m. El edil de Cementerio, Iván Martí, por el contrario, indica que «me gustaría ver de nuevo en activo el servicio, pero no podemos invertir una alta cantidad en un horno que no va a tener una actividad regular como para cubrir los altos gastos que genera». En este aspecto, Martí baraja la posibilidad de que «una empresa corra con los gastos de rehabilitación del crematorio a cambio de una concesión por un periodo amplio», una solución poco probable.
El edil carcagentino también explica que con la apertura de otros tanatorios en la comarca de titularidad privada que ofrecen el servicio de calcinación, la demanda está bastante bien cubierta. «No sería rentable tener el horno en funcionamiento para realizar una quema a la semana», indica.
Pese a que la corporación municipal no tiene previsto invertir en este servicio, desde el consistorio entienden que cada vez son más los vecinos que optan por la calcinación en lugar de la inhumación, por lo que con la ampliación del camposanto se construyen columbarios para que las familias de los difuntos incinerados puedan depositar allí las urnas con las cenizas.
