Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Una iglesia de Alzira une en una boda elementos de los ritos cristiano y ortodoxo

Un sacerdote rumano guía la ceremonia junto a Enrique Masiá, párroco de Santa Catalina Los novios son coronados siguiendo dicha costumbre

Una iglesia de Alzira une en una boda elementos de los ritos cristiano y ortodoxo

La parroquia de Santa Catalina de Alzira ha sido testigo de una celebración un tanto inusual. Un ritual de «matrimonio mixto» que incluyó algunos elementos propios de la liturgia de la Iglesia Ortodoxa Rumana. Tanto la pareja como los amigos y familiares que acudieron a la boda contemplaron como, tras completarse la ceremonia siguiendo la tradición católica, se introdujo un elemento que consistía en la coronación de los novios.

No es un hecho insólito, pero tampoco es la tónica habitual. Con todo, la celebración de estos matrimonios mixtos sigue una tendencia al alza, según explica el párroco de Santa Catalina, Enrique Masiá: «Ya se han hecho unas cuentas bodas de este tipo, yo creo que en estos años habré oficiado alrededor de veinte, cada vez ocurre más; así como antiguamente lo más normal eran matrimonios entre dos personas que compartían la misma creencia, ahora ya no pasa igual, alguien de aquí se casa con un protestante o con un ortodoxo, por ejemplo».

Pese a que este hecho sea cada vez más común, el que es más insólito es el de la incorporación de elementos de la tradición ortodoxa en una celebración católica. «Lo que hicimos fue seguir nuestro ritual tradicional y cuando concluyó añadimos uno muy vistoso y significativo de la liturgia ortodoxa rumana como es el de la coronación, que como su nombre indica consiste en ponerle una corona tanto al novio como a la novia», explica Masiá. Se trata, pues, de «un elemento que simboliza la unión del matrimonio, quizás un equivalente podría ser la velación cristiana, en la que se cubría con una especie de manto los hombros del varón y la cabeza de la mujer, aunque no es exactamente lo mismo».

La novia fue la impulsora de todo. Quería que su boda incluyese algún elemento propio de su liturgia y se lo comunicó al párroco alcireño. Por suerte, Enrique Masiá reconoce que tiene una estrecha relación con el sacerdote rumano Emmanuel Pope: «Contactamos con él y le comentamos que queríamos que nos ayudara para que este matrimonio contara una parte del ritual ortodoxo y lo hizo encantado, porque siempre hemos mantenido buena relación, de hecho antes en nuestra iglesia se celebraban misas rumanas, pero lo cierto es que sus liturgias son mucho más largas que nuestras sencillas ceremonias y acabó siendo incompatible», relata Masiá. El propio cura se muestra abierto a que este mestizaje de culturas religiosas se vuelva a celebrar en un futuro en su parroquia.

Compartir el artículo

stats