Tres institutos organizan de manera conjunta un acto reivindicativo de cara al próximo 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género. Los centros Sucro, de Albalat de la Ribera; Enric Soler i Godes, de Benifaió; y Enric Valor, de Silla, realizarán una actividad un tanto peculiar. Los alumnos de cada instituto saldrán a sus respectivos patios, a la vez, y escenificarán que se quitan una venda de los ojos para lanzar una frase reivindicativa que ayude a acabar con la lacra del machismo. Todo ello de manera simultánea, a través de vías telemáticas, buscando una sincronía casi perfecta para otorgar a este acto un carácter único.
Son muchos los centros de la comarca que ponen el foco de atención en el día 25 de noviembre, conscientes de la importancia que tiene reivindicar el fin de la violencia de género. Se organizan multitud de actos para fomentar en los más jóvenes la importancia que tienen valores como la igualdad y el respeto. La actividad coordinada por los tres institutos será una de las más vistosas debido al elevado número de estudiantes que participarán.
Alrededor de 1.500 alumnos de los institutos Sucro, Enric Soler i Godes y Enric Valor saldrán de sus aulas en un acto multitudinario y simultáneo. Todos llevarán los ojos vendados por unas cintas de color morado y, uno a uno, destaparán sus ojos y dirán alguna frase o consigna reivindicativa relacionada con la violencia contra las mujeres del estilo «Abramos los ojos» o «Démonos cuenta ya». Los tres centros estarán coordinados de manera telemática, para darle una mayor complejidad al acto y quedando presente el simbolismo de que alzarán sus voces a la vez. Una vez concluido, se leerá un manifiesto contra la violencia de género. Para llevar a cabos esta actividad, será necesaria la colaboración de unos cincuenta profesores, así como técnicos informáticos y educadores y mediadores sociales, que ya trabajan en los pormenores del acto.
Una de esas personas encargadas de la organización del acto es Merxe Montaner, del instituto Sucro de Albalat, quien explica la necesidad del mismo: «En nuestros centros docentes hay alumnos que han sido víctimas de la violencia de género o que la han vivido bastante cerca. Por eso nos damos cuenta de la falta de educación emocional existente en los programas educativos y de la normalización de los 'micromachismos'; tenemos que concienciar sobre todo a los jóvenes, porque la violencia no disminuye ni desaparece este sector, de ahí que tengamos que trabajar con ellos para evitar más agresiones y asesinatos de mujeres en el futuro», relata.
