Para ellos es sólo una forma de diversión, pero la repetición de sus acciones está generando un daño a un bien patrimonial protegido como es la antigua muralla que rodeaba la Vila de Alzira. El ayuntamiento, que ya instaló en su día una cámara de vigilancia y cerró varios tramos de la Plaça del Mercat para salvaguardarlos del vandalismo -los arcos del paso de ronda interior y la plaza de la Capella de la Sang- estudia instalar una segunda cámara de control ante la proliferación de grafitis tanto en los tramos reconstruidos -y debidamente diferenciados- durante la rehabilitación de las murallas como en la propia fortaleza medieval y los desperfectos que ésta estás sufriendo por la acción de los jóvenes que trepan por la parte interior, donde se aprecian varios huecos que se utilizan como puntos de apoyo para alcanzar la parte más alta.
Los vecinos también alertan de que en la zona más próxima al Mercat de la Vila, donde se encuentran tramos restaurados, hay incluso señalizado un circuito para «skateboard» y que es el impacto de estos monopatines el que provoca el mayor deterioro, según explicó ayer el concejal de Gestión Urbanística, Fernando Pascual, que visitó la plaza para supervisar los trabajos de limpieza de grafitis por parte de la empresa concesionaria. Pascual anunció la voluntad del gobierno municipal de instalar una segunda cámara que cubra lo que actualmente son zonas de sombra para el primer dispositivo -que fue desplazado en su momento del emplazamiento inicial- para evitar que estas actitudes «vayan a más».
El edil recogió en persona el pasado fin de semana las quejas de los residentes en el entorno del Plaça del Mercat y ayer se personó con el director del Museu Municipal (MUMA) para abordar la limpieza de las pintadas realizadas sobre el lienzo de la muralla -en esta zona se conserva tanto la parte islámica inferior como el recrecimiento de época cristiana- ya que se debe tratar de forma diferente a las pintadas realizadas sobre otro tipo de superficies. Fernando Pascual hizo un llamamiento al civismo de los usuarios de la plaza ya que, según dijo, por una diversión no se puede deteriorar el entorno o incluso la propia muralla, que está catalogada como un Bien de Interés Cultural.
