Su gestión como alcalde de la Pobla Llarga ha sido cuestionada en diversas ocasiones. La situación económica del ayuntamiento es delicada, con una deuda millonaria a la que hacer frente.
¿Qué hizo Rafa soler para dejar en las arcas municipales más de seis millones de deuda auditada?
La mitad de esa deuda es heredada de cuando entramos. Nosotros cambiamos el pueblo y ahora todavía queda una deuda. También hay que contar el patrimonio del que disponemos y la cantidad que se le adeuda. Hay muchas parcelas con las que el ayuntamiento puede sacar dinero si se sabe administrar bien. Eso se debe gestionar, cobrar y después pagar.
¿Y las sentencias pendientes?
Con las sentencias no pudimos hacer nada, peleamos hasta el final para que no se hicieran efectivas. Y ahora les han venido a ellos. Si hay que pagarlas, se vende o se embarga.
¿Por qué aparecen en las cuentas 1,7 millones de facturas fuera de presupuesto?
No hay ninguna sorpresa. Cuando se daba a la comisión de cuentas los presupuestos estas cantidades ya estaban reflejadas año a año.
¿Por qué no pagó el IVA?
Vendimos una parcela, el secretario municipal me dijo que se podía pelear para no pagarlo y le dije que lo hiciera. Yo no tenía ningún interés en no pagar el IVA, pero defiendo los intereses de mi pueblo.
¿Cómo fue su gestión?
Bajamos el coeficiente de la contribución al 0,60 y gracias a ello la Pobla es el cuarto pueblo de la comarca que menos paga. Hemos cambiado el pueblo y ningún vecino ha pagado ni una peseta por ello. Cuando llegamos había nueve nichos, dejamos doscientos; hemos cambiado aceras, calles, desagües, la conducción de agua potable... Y esas cosas no han supuesto la deuda.
