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La tirada arranca con una semana de retraso ante la escasez de agua del coto

La lluvia caída los últimos días ha ayudado a inundar mejor los «vedats» y las aves acuáticas empiezan a aclimatarse - Los cazadores auguran una buena campaña pese a verse obligados a suspender la primera jornada

La tirada arranca con una semana de retraso ante la escasez de agua del coto

Mañana sábado empiezan las tiradas de aves acuáticas en los cotos tradicionales de caza del Parc Natural de l'Albufera, enclavados en los términos municipales de Sueca, Cullera, Sollana y Silla. Esta vez, las tiradas se han hecho de rogar y, además, no podrán realizarse las ocho jornadas preceptivas que tienen lugar cada año, sino que por causas excepcionales sólo habrá siete. ¿El motivo? La falta de agua para inundar los vedats.

La tirada arrancará, con permiso de la climatología, aproximadamente sobre las 7.30 horas de la mañana, cuando la luz permita distinguir las aves. El jefe de guarda de cada vedat lanzará el cohete que da inicio a la tirada y comenzarán unas jornadas que se celebrarán de forma ininterrumpida los siguientes sábados, es decir, los días 10, 17, 24 y 31 de diciembre, además del 7 y 14 de enero de 2017. El hecho de no poder alargar las tiradas más allá del 14 de enero está motivado por las labores agrícolas, pues los acotados municipales de caza de las poblaciones limítrofes con la Albufera están situados sobre arrozales, terrenos agrícolas de propiedad privada que a mediados de enero tienen que volver a tener su uso agrícola.

La suspensión de la primera tirada se había pactado con todas las asociaciones de cazadores del Parque Natural de la Albufera. Según el presidente de la Sociedad de Cazadores de Sueca, José Badía, «el hecho de retirar la primera jornada se debe a la falta de agua y se toma esta decisión para hacer que los ánades puedan aclimatarse a la zona». Pese a ello, Badía indica que «se esperan buenas tiradas, pues los niveles de agua se han ido acumulando en el acotado y ya se pueden observar un buen número de aves en la zona». No obstante, lamenta que las lluvias no hubiesen llegado antes, dando tiempo a los ejemplares a instalarse en los cotos.

El hecho de encontrarse el acotado de Sueca más alto que, por ejemplo, el de Cullera hace que el nivel de las aguas no sea tan profundo, por lo que las aves lo prefieren al buscar niveles que les permita alimentarse de un modo cómodo, algo que les resulta más difícil en aguas de mayor profundidad. Por lo que respecta al acotado cullerense, los cazadores consideran que la lluvia no ha sido tan beneficiosa como para otros acotados. Manuel Puig, veterano cazador y expresidente de la Sociedad de Cazadores de Cullera, indica que «la lluvia nos ha perjudicado, ya que al ser un acotado más profundo que en otras zonas ahora se ha acumulado demasiada cantidad de agua, por lo que los ánades seguramente busquen zonas de menor profundidad para buscar alimento». Pese a ello, el cazador asegura que Cullera presenta algunas replaces muy buenas donde se ha avistado suficiente cacería, por lo que la primera tirada podría ser muy buena».

En cuanto a la climatología, los cazadores de uno y otro acotado no consiguen ponerse de acuerdo. Por una parte, los cullerenses esperan viento de levante que les ayude a levantar la caza y poder disfrutar de la cacería. Los de Sueca, por su parte, esperan viento de poniente, lo que les perjudicaría a la hora de abatir las piezas.

Práctica que se remonta a 1830

La afición a la caza de las aves acuáticas en la zona de la Albufera se remota al menos a 1830, cuando las tiradas de aves acuáticas se desplazaban fueran de los lindes del lago, realizándose las mismas junto a la Bassa de Sant Llorenç, en Cullera. Casi 200 años después, esta afición está totalmente arraigada en Sueca, Cullera y Sollana y levanta cada año una gran expectación. De tal envergadura es que a principios de octubre los cazadores adquieren los puestos de caza en una subasta pública que realiza cada ayuntamiento. Este año, por ejemplo, se han llegado a pagar más de 20.000 ? por un puesto. Después de la adquisición de los emplazamientos llega la colocación de los bocolls y el cebado de los patos con maíz y arroz. En Sueca se han pagado 8.300 euros por La Mota o 7.000 por el 10 del coto nuevo.

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