­­El casco de bici plegable diseñado por el ingeniero alcireño Carlos Ferrando se ha vendido ya en 54 países diferentes. Ha estado expuesto durante quince días en el escaparate de la tienda del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) y se puede adquirir en establecimientos que ofertan primeras marcas y diseño, cuando no lujo, como Conran SHOP en Londres y París, Santa Eulalia (Barcelona), Paul Smith en San Francisco y Nueva York o, más circunscritos al ámbito de la bicicleta, Tokyo Bike (Japón) y Slowroom en Madrid. Por internet está al alcance de cualquiera en un par de clicks.

El secretario de Estado americano John Kerry auguró que Ferrando crearía tendencia tras conocer su singular diseño durante una visita al Campus de Google en Madrid el año pasado y el promotor de la firma Closca Design „junto a su socio Rafael Cerdá„ asegura que se encuentra en estos momentos centrado precisamente en eso. «Aún estamos en una etapa de posicionamiento del producto en la que el objetivo que tenemos no es tanto vender cascos como generar tendencia», proclama Ferrando. En esta línea, se muestra satisfecho de haber conseguido transformar el casco de bicicleta «en un accesorio de moda». Un 56 % de los ciclistas que han adquirido algún modelo del Closca admiten que nunca antes habían comprado un casco, según las encuestas realizadas por la empresa.

Ferrando y Cerdá lanzaron hace tres años este novedoso casco para ciclistas urbanos formado por tres anillos móviles, concéntricos y articulados que permiten plegarlo y reducir en más de un 50 % su volumen para poder guardarlo en cualquier bolso o mochila. El respaldo de casi 300 pequeños inversores tras presentar su proyecto a una plataforma de microfinanciación colectiva con sede en Nueva York les permitió realizar una primera tirada. Aquel primer modelo se ha perfeccionado con el tiempo y es la base de un producto singular que no ha pasado desapercibido. Muestra de ello ha sido la incorporación a Closca Design como inversor y consejero de un emprendedor valenciano que se ha ganado un nombre en Estados Unidos como Iñaki Berenguer. «Él sobre todo invierte en personas, ha visto que podemos ser unos buenos emprendedores y nos aporta visión y ambición», explica Carlos Ferrando.

Sin complejos

El mismo desparpajo con el que el alcireño departió con John Kerry es el que le ha llevado a llamar a la puerta del MoMA y de firmas mundialmente conocidas, sin complejos. «Llegamos confiando en nosotros, sin tener complejos por ser de Alzira o de Sumacàrcer. Cuando haces un producto y estás generando valor puedes ir donde quieras. El MoMA no sólo lo vende sino que lo puso en el escaparate para mostrarlo a la gente», relata Ferrando, que también ha mantenido contactos con Google, Apple, Levis, el Banco de Santander o el Ayuntamiento de Boston.

Con la popular marca de tejanos negocia la posibilidad de que participe en nuevas versiones del casco personalizadas con diferentes tejidos, mientras que ha ofrecido al Banco de Santander la posibilidad de lanzar «el primer casco del mundo con un chip incorporado» que ofrecería diferentes alternativas, entre ellas sustituir a las tarjetas que hoy se utilizan en los servicios de bicicletas de alquiler de las grandes ciudades.