El Barranc de la Falaguera, según narra Climent, cuenta con vestigios del paso del hombre a lo largo de la historia. Además de los asentamientos íberos que se conocen, las pinturas rupestres encontradas así lo certifican. Se trata de escenas cotidianas de la vida entre las que destacan animales, luchas entre personas y momento durante las cacerías. También se conservan restos de los hornos de cal, donde se empleaban muchos alfarbinos como complemento laboral cuando no había actividad agrícola. Tras la Guerra Civil, además, el barranco sirvió de refugio para los «maquis», personas opuestas al régimen franquista que fueron perseguidas. v. tomàs alfarp
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