Levante-EMV

Levante-EMV

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Abastecimiento de agua

El mayor coste del agua retrae nuevas conexiones a la potabilizadora

Sólo dos de los seis pueblos de la Ribera Baixa incluidos en la tercera fase han pedido a la conselleria el suministro

El mayor coste del agua retrae nuevas conexiones a la potabilizadora

La resignación y el descontento marcan la espera de los municipios de la Ribera Baixa incluidos en la tercera fase del plan de abastecimiento de agua sin nitratos, pendientes de su conexión a la red que procede de la depuradora de la Garrofera. Sólo dos de las siete localidades incluidas en este último tramo han solicitado por escrito su empalme a la red, según fuentes de la Conselleria de Agricultura. Una de ellas, Albalat, con bastante recelo; un sentimiento que comparten el resto de ayuntamientos que, en muchos casos, se verán obligados a hacerlo. Con todo, insisten en que el elevado precio del agua será un inconveniente para la población.

La alcaldesa de Sueca, Raquel Tamarit, explicó ayer la situación de la capital de la Ribera Baixa al respecto: «Siempre nos hemos opuesto a conectarnos a la potabilizadora y lo hemos hecho por diferentes motivos: el primero de ellos es el hecho de que nunca hemos tenido excesivos problemas con los nitratos, al menos no tantos como otros pueblos; en segundo lugar, porque supone pagar mucho más por ese agua, que gastaremos para mezclar con la nuestra... Nuestro caso es particularmente sangrante», aseguró Tamarit.

Pese a ello, la munícipe reconoció que la cuestión hídrica actual tiene sus inconvenientes y por ello se verán obligados a conectarse: «Es cierto que el agua de nuestros grifos tiene mal sabor y la gente está ya acostumbrada a consumirla embotellada, así que si te ofrecen agua de más calidad no puedes negarte a dársela a tu población, aunque sea más cara y en muchos hogares sólo la utilizarán para ducharse y lavar la ropa», comentó. Otro de los motivos es que ya se han realizado las construcciones necesarias para ello: «Nosotros realizamos las obras correspondientes hace dos veranos y tan sólo queda legalizar algunos trámites del servicio eléctrico y que la conselleria recepcione la obra», sentenció.

Esa «obligatoriedad» fue la misma que esgrimió el alcalde de Albalat, Felip Hernandis, hace varias semanas en este mismo diario. La localidad cuenta con un elevado nivel de nitratos (87 mg/l) por lo que solicitó conectarse a la red. Con todo, admitió que tendría un sobrecoste para la población: «Sacar ahora un metro cúbico del acuífero nos cuesta 4 céntimos de euro, al conectarnos va a subir a 21 o 22».

Fortaleny es otro de los siete municipios incluidos en esta tercera fase del plan de abastecimiento de la Ribera. Su alcaldesa, Juani Clos, también demostró abiertamente su rechazo a la conexión con la potabilizadora de la Garrofera por el elevado coste para el recibo de sus vecinos: «Tenemos un pozo propio, el agua sale perfecta; no tenemos ni nitratos, ni sulfatos, ni pesticidas, así que es un gasto inútil. Mientras sea posible, no incrementaremos el recibo, otra cosa es que nos obliguen», manifestó.

Esa forma de pensar es extendible al resto de municipios llamados a conectarse a la red en esta tercera fase, como es el caso también de Polinyà o Riola. La problemática del agua y los acuíferos en la comarca viene de largo y afecta a una gran parte de la población. No obstante, los ayuntamientos se siguen mostrando reacios a obtener agua de mayor calidad a un precio que consideran elevado e incluso abusivo. Un precio que, por otra parte, repercutiría de manera directa en las facturas de los propios vecinos. Algo a lo que las localidades se niegan, aunque en muchos casos no disponen de otra solución.

Compartir el artículo

stats