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Los arqueólogos regresan al castillo de Turís para investigar si contaba con dos bóvedas

Los trabajos se retoman después de tres años sin prospecciones y se centran en la torre para conocer el tipo de cubierta de la fortificación Los expertos también trabajan en la delimitación de las diferentes estancias de que disponía la Casa del Señor

Los arqueólogos han regresado a Turís con el ambicioso objetivo de dilucidar si el Castellet contaba con una bóveda o dos. Los expertos vuelven a la fortificación tras varios años sin excavaciones. Concretamente, en 2012 se realizaron las últimas prospecciones aunque fue en 2013 cuando se presentó el definitivo informe sobre el seguimiento de la obra del levantamiento del pastador.

Un equipo de varias personas encabezado por el arqueólogo José Tierno, el técnico Enrique Dies y el arquitecto Salvador Gil trabaja desde el 27 de diciembre en los restos arqueológicos del castillo turisano y lo seguirá haciendo al menos hasta la próxima semana. Las excavaciones se centran, en estos momentos, en dos aspectos principales y cuentan, además, con el apoyo del Ayuntamiento de Turís y una implicación algo menor de la Universitat de València.

El primero de ellos tiene que ver con la torre. Ya en 2010 se sondeó la excavación de esta estructura y durante estos días las labores arqueológicas tienen puestas su foco allí. Según explica Tierno, el objetivo es encontrar algún muro de carga sobre el que se posara la bóveda y, en última instancia, «conocer si era una sola o dos, como apuntan nuestras sospechas», afirma. De este modo, «se sabrá qué tipo de cubierta tenía la torre y se podría proceder a una reconstrucción más fidedigna». Además, los trabajos tratan de encontrar el nivel de acceso de entrada de la torre y averiguar cómo funcionaba.

La segunda línea de trabajo se centra, sobre todo, en la delimitación de los muros de las diferentes estancias. De este modo, se trabaja en la denominada Casa del Señor, más concretamente en la Cambra, la Recambra, la Sala Gran y el Estudi. Cabe destacar que, aunque en estos últimos años no se han realizado trabajos de prospección, sí que se han ejecutado labores como el mantenimiento de los caminos.

La primera construcción se sitúa al inicio del siglo XI en el período de ocupación musulmana. El castillo se extendería sobre unos 500 metros cuadrados y destacaría su gran torreón, que acabaría por ser el origen del nombre del pueblo, Turís. En la segunda mitad del siglo XI, el castillo experimentó una gran ampliación hasta los 3.000 metros cuadrados con una nueva muralla rematada por almenas. Ya en el primer tercio del siglo XIII ante el avance cristiano se reformó el torreón y se le dotó de más altura para establecer contacto visual con los castillos de Buñol y Macastre, lo que se aseguraba el control visual de los caminos naturales que a través del río Magro y sus afluentes llevaban tanto a Utiel como a Requena.

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