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Único testigo de cien años de ciudad

Carcaixent culmina la conmemoración del centenario del título que elevó el rango de villa y rinde homenaje al vecino que ha compartido íntegramente este siglo de vida Juan Bautista Llopis nació en mayo de 1916, meses antes de la efeméride

Único testigo de cien años de ciudad

Carcaixent celebra los últimos actos de conmemoración del centenario de la declaración del municipio como ciudad. Desde que aconteció la efeméride, la localidad se ha convertido en un verdadero ejemplo de progreso sin olvidar sus raíces ni el producto que tanta riqueza trajo a los carcagentinos: la naranja. Esto lo conoce muy bien el vecino Juan Bautista Llopis Llopis, quien a sus 100 años de edad ha vivido todos y cada uno de los años que Carcaixent ha lucido el título de ciudad. Ayer, además, fue homenajeado en la sesión extraordinaria que conmemoró el pleno que tuvo lugar el 24 de diciembre de 1916, cuando se concedió el título al municipio.

Llopis puede presumir, además, de ser más longevo que Carcaixent como ciudad, pues nació en la entonces villa un 20 de mayo de 1916, meses antes de que el rey Alfonso XIII otorgara por real decreto el título. Hijo de una familia de comerciantes de naranja, estudió primero en Carcaixent y poco después en Alzira, donde empezó a practicar una de sus pasiones: el fútbol. De hecho, llegó a formar parte de las categorías inferiores del Valencia CF y del FC Barcelona, además de haber jugado como portero en dos conjuntos de su municipio natal. Cuando regresó de Barcelona se sacó el carné de entrenador y entrenó a la UD Carcaixent.

Su vida laboral la dedicó al negocio familiar. «Recuerdo que eran años de prosperidad, todo gracias a la naranja. La familia que poseía 5 hanegadas de campo podía pasar el año con los que se sacaba del cultivo», explica. El propio Llopis dice que la gente de Carcaixent estaba muy bien considerada en la capital. «Si alguna persona iba a Valencia a comprar y decía que era de Carcaixent, le fiaban en todas partes. Sabían de la riqueza de la ciudad y que el pago estaba asegurado». Más tarde se sacó el carné de chófer y se compró un camión, que le acompañó a lo largo de su concurrida vida laboral.

El vecino de Carcaixent se muestra contento por cómo ha progresado su ciudad, aunque echa en falta la familiaridad que existía en la localidad durante su infancia. «Había trabajo para todo el mundo y en verano, cuando algunos vecinos se quedaban sin empleo, los propios terratenientes se preocupaban de contratarlos para realizar labores de labranza o de poda», explica. «Ahora hay mucha gente parada y suceden cosas impensables como que se queden en los campos la mitad de los cítricos sin recolectar», se lamenta. Llopis recuerda cómo «las mujeres iban corriendo a casa para comer y regresar a los almacenes, colocándose los delantales en la misma calle. Era una época de bonanza».

Un acto emotivo

El pleno de ayer -que sirvió para homenajear a Llopis con la entrega de una placa conmemorativa que recibió de manos de su nieto, el edil de Units per Valencia, Juan José Llopis- rememoró la sesión extraordinaria celebrada el 24 de diciembre de 1916 en la que los entonces miembros de la corporación y representantes de la sociedad carcagentina festejaron la obtención de la denominación como ciudad. En este aspecto, Juan Bautista indicó a Levante-EMV que conoció a cada uno de los protagonistas que cita el acta de 1916. Durante el acto, además, pronunció un emotivo discurso en que agradeció el reconocimiento, a la vez que afirmó haber tenido «una vida feliz junto a familiares y amigos» e indicó que «son muchos los recuerdos de toda una vida, unos felices y otros tristes, pero si alguna cosa he aprendido es a mirar las cosas con los ojos y el espíritu siempre joven».

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