La inclusión en el Registro de Solares y Edificios a Rehabilitar de cuatro casas declaradas en ruina en la calle Chulvi, una estrecha vía peatonal del centro histórico de Alzira, no ha servido de momento para dar una respuesta a las repetidas quejas de los residentes que, según aseguran, de tanto en tanto escuchan ruidos en el interior de estos inmuebles producto supuestamente de desprendimientos interiores que, no obstante, en ocasiones también han llegado a la calle, y que miran con preocupación el movimiento de las ventanas en días de fuerte viento con temor a que los cristales se acaben rompiendo y cayendo en la vía pública.
La primera subasta convocada por el ayuntamiento para adjudicar los inmuebles por un precio de 160.000 euros -con la obligación de asumir posteriormente la rehabilitación- quedó desierta y la ley posibilita una expropiación por el 50 % de ese importe. Incluso la expropiación en favor de un tercero si alguien se mostrara interesado en la compra y posterior recuperación.
El alcalde de Alzira, Diego Gómez, dejó entrever al presentar los presupuestos municipales de 2017 la posibilidad de que el ayuntamiento adquiera estos inmuebles. Previamente, en un pleno, el concejal de Gestión Urbanística, Fernando Pascual, señaló que el equipo de gobierno está trabajando para encontrar un comprador para este grupo de inmuebles por la mitad del importe inicial, 80.000 euros, una oferta que debe ir vinculada a un plan de rehabilitación. El edil ha incidido en que los cuatro inmuebles -desde la antigua «escola del ratolí» al horno que había a la entrada de la calle por la plaza de la Constitución- están en venta por esos 80.000 euros y el ayuntamiento sigue buscando comprador. Si no se concreta la venta, indicó que el consistorio buscará una solución para atender las quejas de los vecinos.
Estos inmuebles de la calle Chulvi representan la mayor finca inscrita en el Registro Municipal de Solares de Alzira, la herramienta utilizada en el anterior mandato por el ayuntamiento para expropiar casas en l'Alquerieta al incumplir los propietarios, en ese caso los bancos, la obligación de conservar los inmuebles en las condiciones de salubridad y ornato, y se trata además de edificios protegidos al estar dentro de un área declarada Bien de Interés Cultural (BIC) como conjunto históricoartístico, por lo que el proyecto de rehabilitación debe conservar las fachadas, un condicionante que suele retraer a posibles inversores.
El estado de ruina de estos inmuebles provocó la instalación de unas vallas a su alrededor, aunque la estrechez de la calle Chulvi deja poco margen para acotar un perímetro protegido. Los vecinos, no obstante, aseguran que el peligro de desprendimientos no es la única molestia derivada del estado de abandono de estos cuatros inmuebles. También se quejan de la presencia de roedores.
Fernando Pascual expuso en el pleno, en respuesta a una pregunta del grupo popular interesándose por cómo piensa atender el ayuntamiento las quejas de estos vecinos, que la inscripción en el Registro de Solares y Edificios a Rehabilitar se produjo en el anterior mandato y que el nuevo gobierno, «nada más entrar», quiso atender la reclamación vecinal y puso los procedimientos en marcha para subastar las cuatro casas, buscando también compradores entre los lindantes, aunque la misma quedó desierta.
