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Las cábilas buscan compensar una temporada de caza decepcionante

Los cazadores de Cullera, Sueca o Sollana culpan al temporal y al nivel del agua en las replazas

Las cábilas buscan compensar una temporada de caza decepcionante

Punto y final a la temporada de «tiraes». La campaña de caza de aves acuáticas en los acotados colindantes y próximos a l'Albufera de Valencia se cerró con decepción, ya que los cazadores han visto como se reducían considerablemente sus adquisiciones. «Si se quiere hacer un balance completo habría que dividirlo en dos partes. La primera mitad de la temporada, las primeras cuatro tiradas no fueron malas, pero desde el temporal de la segunda quincena de diciembre, la caza no se renovó, como tendría que ser habitual». Así se expresa José Badía, el presidente de la Sociedad de Cazadores de Sueca, quien ha catalogado la segunda parte de la temporada, es decir las tres últimas tiradas, como «para olvidar». En términos muy parecidos se manifiestan los cazadores en el resto de cotos de Sollana, Silla o Cullera. En este último término municipal, además, los cazadores siguen acordándose de «los continuos cambios de niveles del agua que en ciertos momentos dejaron secas incluso algunas replazas en las que se cazaba habitualmente, que se llenaron de salitre, impidiendo que la caza volviese a ellas».

Una vez finalizada la temporada de «tiraes» de aves acuáticas, los cazadores ya han encontrado un año más su aliciente especial en la semana de «càbiles». La tradición de cazar ha ido pasando de padres a hijos y de esta forma en muchas de estas cuadrillas de cazadores llenan las casetas a lo largo de toda la semana posterior a la temporada de caza.

Se refugian allí de la mala campaña, en un ambiente de camaradería en la que coexisten varias generaciones de cazadores. Los más mayores instruyen a los jóvenes y se comparten experiencias que se nutren de las temporadas de «tiraes» pero también de muchos otros aspectos de la vida de la Ribera.

Uno de los nexos de unión entre los cazadores, entre las «colles» de amigos de las cábilas, es, sin duda, la comida de la «marjal», marcada por los patos o las tradicionales anguilas. Los cazadores saben bien qué tienen que hacer para conseguir unos guisos exquisitos. De hecho, cada una de las cuadrillas de compañeros de cábila tienen a sus expertos en materia de guisos, que hacen que cada día se pueda degustar un menú diferente y de calidad.

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