Limitar la velocidad en algunas zonas del centro de la ciudad es una de las reivindicaciones que durante muchos años han planteado los empresarios y comerciantes de la zona. El Ayuntamiento de Cullera ha decidido atender esta demanda y limitar la velocidad en las calles del centro a 20 y 30 kilómetros por hora, dependiendo de la tipología de la vía. Así lo determina la nueva ordenanza de circulación aprobada recientemente por el pleno y que ya ha entrado en vigor.

La nueva regulación del tráfico distingue entre vías en las que la calzada está a la misma altura que la acera -denominadas zonas de coexistencia- y aquellas en las que ambas plataformas no se sitúan al mismo nivel.

Así, en las calles de coexistencia se podrá circular a una velocidad máxima de 20 km/h mientras que en el resto del centro el limite se sitúa en los 30 km/h.

En las últimas semanas se han señalizado, o están en proceso de señalización, diversas calles con los nuevos límites de velocidad, entre ellas la calle de la Séquia, plaza de la Verge, calle del Mar, parte de 25 d'Abril, calle del Riu o plaza Andrés Piles, entre otras.

Proteger al peatón

Anteriormente, la velocidad máxima permitida se situaba en los 50 km/h, un límite que las autoridades consideran «demasiado alto» para el centro ya que muchas de las calles son estrechas y la circulación a esa velocidad «es una auténtica temeridad», en palabras del alcalde de Cullera, Jordi Mayor.

De hecho, la Policía Local ha notificado varios accidentes y atropellos en los últimos tiempos por lo que se hacía necesario tomar una medida que «proteja» a los peatones y «concilie» el derecho a la circulación de vehículos y personas, subraya la primera autoridad local.

«Hay niños y personas mayores o con movilidad reducida que corren un gran riesgo por la imprudencia de muchos conductores y de esta forma lo que queremos es que quede claro que por el casco urbano se debe circular con sentido común», añade el alcalde de Cullera.

Aunque no se han señalizado todas las calles del centro para evitar generar un impacto visual innecesario, la limitación se extiende a todo el casco antiguo.

El ayuntamiento ha pedido «sentido común» a los conductores porque aunque la ley dice que donde no existe señalización el límite es de 50 km/h hay calles muy estrechas en las que es «imposible» circular a esa velocidad y la normativa también exige que ésta se adapte a las condiciones de la vía.

Por otra parte, el gobierno municipal sigue avanzando con esta medida hacia un proceso de recuperación de las calles para las personas. Este verano ya se peatonalizó una zona de Sant Antoni y temporalmente se ha restringido el tráfico en la plaza de la Verge, medidas que han sido todo un éxito porque además de disminuir la intensidad de circulación «se ha dado vida a zonas como el centro que antes estaban muertas», concluye Jordi Mayor.