«Poco a poco la Casa Consistorial de Sueca se va convirtiendo en una pinacoteca con la presencia de cuadros del pintor Alfredo Claros». Hace apenas diez días, la alcaldesa de Sueca, Raquel Tamarit, pronunciaba estas palabras en el acto de cesión temporal por parte de los familiares de dos nuevos lienzos del pintor, uno de los alumnos más aventajados de Joaquín Sorolla. Un excelente pintor costumbrista que retrató como pocos los personajes populares más representrativos de la sociedad valenciana de su época.
La familia del pintor ha cedido temporalmente al Ayuntamiento de Sueca «El tio Navarrot», uno de los cuadros más emblemáticos de la obra del artista, pintado en 1917. Este año se conmemora el centenario de esta pintura y también del lienzo «Els xiquets amb gos», una pintura con un importante valor añadido de carácter sentimental para la familia del artista, que la ha cedido por un año, ya que a partir de 2018 estará expuesta permanentemente en el Museu San Pío V de València. Las obras del pintor Claros están marcadas por la influencia del impresionismo y del realismo. Muchos de sus cuadros son retratos protagonizados por personajes de una clase social media-baja. En la pintura de Claros predominan las escenas cotidianas que representan el entorno en el cual él vivía, imágenes al aire libre y con gran luminosidad.
Pero ¿quién fue Claros?
Gracias a su talento obtuvo matrículas y premios con los cuales consiguió reducir el precio de sus estudios al Escuela de Bellas Artes de San Carlos en València, donde consiguió perfeccionar la técnica.
En 1909 consiguió su primera medalla de plata en el Ateneo Mercantil de València. En 1918 recibió una medalla de bronce en la Exposición de Arte del Centro Artístico de Barcelona. Ese mismo año expuso en el teatro Olimpia de València donde se seleccionaron dos de sus obras para presentarlas a la Exposición Nacional de Madrid en 1920. Una de ellas fue «Roseta».
En 1925, el artista fundó la Escuela de Artes y Oficios de Sueca, donde pasó gran parte de su vida y donde el ambiente de la huerta, la Albufera valenciana y los paisajes mediterráneos le sirvieron de inspiración para la mayor parte de sus obras. En 1926 se trasladó a París con el objetivo de visitar museos y encontrar nuevas fuentes de inspiración. Durante su estancia en la capital francesa pintó, entre otras, «El Sena en París» y «El Sena a Neully». Además de ser un gran profesional, también fue un hombre de familia y así lo demostró en 1928, cuando en una exposición a Sala Abad de València, expuso «Mis hijos y yo», rechazó una oferta del director del Museo de Amsterdam para desplazarse a trabajar en esta ciudad, para poder continuar cerca de sus hijos y de su familia. Un amor que plasmaba también en su obra.
Unos cuantos años después, en 1960, expuso en la Biblioteca Municipal de València y un año más tarde, en el Centro de Bellas artes de Valencia y en el Ayuntamiento de Sueca, siendo éstas sus últimas exposiciones. Murió en abril de1965 y un año después de su fallecimiento, Sueca le dio su nombre a una calle. En 1994 fue seleccionado por el IVAM para formar parte de la exposición «Un siglo de la pintura valenciana 1880-1980». Ese mismo año, Sueca le declaró hijo adoptivo.
El Ayuntamiento de València le rindió en 2012 un homenaje con una muestra de su obra. Además de «El tio Navarrot» y «Los niños con un perro», en la casa Consistorial suecana y en el edificio de la Casa Santa María, donde están las oficinas municipales se pueden contemplar, en estos momentos al menos 8 obras del pintos Claros, incluido un autorretrato del pintor. Buscaba inmortalizar escenas cotidianas, escenas que representaran el entorno en el que él vivía, por eso predominan los cuadros al aire libre, con gran luminosidad. Escenas como los labradores trabajando la tierra, los niños en el mar, paisajes de su tierra. Retratos de una época.
