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Plaga

La procesionaria provoca urticaria a vecinos de urbanizaciones de Alginet

Un niño de seis años sufre hinchazón en la cara sin acercarse a las orugas - Los Lagos y San Patricio son dos de las zonas más afectadas- El ayuntamiento estudia de qué modo intervenir

La procesionaria provoca urticaria a vecinos de urbanizaciones de Alginet

La plaga de la procesionaria del pino sigue causando problemas entre los habitantes de la Ribera. Los últimos en verse afectados han sido los residentes de la urbanización Los Lagos, en Alginet, donde algunos vecinos ya han sufrido las consecuencias de entrar en contacto con los pelos urticantes de las orugas. Entre los casos registrados destaca el de un niño de 6 años que, sin haber tocado directamente los gusanos, ha tenido que acudir al médico al presentar una notable hinchazón en la cara. Los lastimados se cuentan por decenas.

Los efectos adversos de la procesionaria comienzan a causar auténticos quebraderos de cabeza causa a los ayuntamientos. Los técnicos y algunos representantes del consistorio alginetense se reunieron el lunes con los vecinos de la citada urbanización y de otras, como la de San Patricio, para tratar de solventar el problema. Por el momento se desconoce qué acciones se llevarán a cabo.

En la reunión entre vecinos y representantes del ayuntamiento quedó patente que la plaga de procesionaria ya está afectando al día a día de los residentes de las urbanizaciones. Varios vecinos dejaron constancia de haber sufrido picores, irritaciones y urticarias debido a las orugas que se hospedan en los pinos. Los síntomas cutáneos han aparecido tanto en adultos como en niños en repetidas ocasiones en los últimos tiempos, de ahí que quisieran trasladar sus quejas al ayuntamiento para que actúe en consecuencia.

Las quejas de algunos de los vecinos de las urbanizaciones se fundamentan en el hecho de que sufren las consecuencias de la plaga pese a que en sus propias parcelas no existe ni un solo pino o no están afectados p0r la procesionaria. El motivo es que el viento arrastra minúsculos filamentos urticantes de la oruga y, como si de una alergia primaveral se tratase, provoca reacciones en personas especialmente sensibles que ni siquiera han entrado en contacto directo con los gusanos.

Los vecinos que han sufrido las consecuencias de la procesionaria reconocen que, tras recibir atención sanitaria y aplicarse un tratamiento a base de cremas, las inflamaciones desaparecen en poco tiempo. Pero lamentan que el problema se haya complicado en los últimos años pese a que la plaga ya mostraba signos preocupantes que invitaban a intervenir. No obstante, hasta ahora no se habían registrado tantos casos de reacciones cutáneas.

Cambio climático

El cambio climático es el principal responsable de que, en esta época del año, se modifique el ciclo vital de la procesionaria. Las elevadas temperaturas que se registran en época invernal provocan que los nidos proliferen sin freno. Esta situación ya ha encendido luces de alarma en no pocos ayuntamientos que se ven en la obligación de responder ante un problema que tiene repercusiones en la salud de sus vecinos. Es el caso de Alzira, que ha retirado en apenas tres meses 1.400 nidos de procesionaria en los pinos de la localidad. Cada municipio plantea opciones variadas para hacer frente al problema. En estos momentos, el Ayuntamiento de Alginet, según reconoció ayer su alcalde, Jesús Boluda, todavía no tiene claro cómo actuar, dado que el momento óptimo de tratamiento de la plaga se da entre los meses de agosto y noviembre. Lo que parece fuera de toda duda es que el ejecutivo que encabeza Boluda pondrá en marcha cuando llegue el otoño los tratamientos preventivos adecuados para evitar que la plaga se extienda.

Algunos expertos señalan que existen dos motivos por los que se ha multiplicado el número de los bolsones que facilitan el crecimiento de las orugas: uno contempla la posibilidad de que no se haya realizado ningún tratamiento en las zonas afectadas, mientras que el otro es que se haya llevado a cabo en una época inadecuada. Los mismos expertos apuntan que, en estos momentos, la solución más óptima es la de retirar los nidos conforme aparezcan en los pinos y quemarlos.

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