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Calles grabadas con arte

Alzira dedica vías urbanas al escultor Ballester y al pintor Goig del Poyo

Calles grabadas con arte archivo A. rovira

La calle que Alzira ha dedicado al escultor valenciano Antonio Ballester Vilaseca es de nueva creación. Fue un insigne dibujante y escultor nacido en Valencia en 1911 y fallecido el 8 de marzo de 2001, también en la capital. Conocido como Tonico Ballester, fue un miembro destacado de la vanguardia artística valenciana. Consiguió una acertada simbiosis entre el espíritu clasicista y las nuevas tendencias de la escultura. Aprendió a esculpir en el taller de su padre; allí heredó la pasión de su progenitor por este arte.

La reputación como cartelista no impidió que volcara sus inquietudes creadoras en la escultura, disciplina en la que destacó en los años 30 del pasado siglo. Finalizada la Guerra Civil fue encarcelado y, en la prisión de San Miguel de los Reyes, participó en la creación del Taller de Arte. Al salir del presidio regresó a su taller y trabajó por encargo en varias creaciones de imágenes religiosas.

En 1946 emigró a México, donde residía su cuñado, el cartelista Renau. En 1960 se instaló en Los Ángeles. Allí entabló relación con los responsables de los estudios cinematográficos de Hollywood donde llegó a esculpir, en cera, a algunas de las estrellas de la época. Regresó a Valencia en 1963, y pudo contemplar dos retrospectivas de su obra en 1986 y 2000.

En Alzira, siendo alcalde el Dr. Lisardo Piera, se le encargó la construcción de varias imágenes, como la Purísima,que podemos admirar en la parroquia de Santa Catalina; la Virgen de Lluch; el paso de la Oración de Jesús en el Huerto y el Pas del Poble. Entre ellas destaca el Cristo yacente, el Santo Sepulcro. De sus manos salió una impresionante imagen que costó 5.000 pesetas. Esta talla se cerró en una urna trabajada, obra de Collado, carpintero valenciano.

El 23 de marzo de 1987, el profesor Bernat Montagud entrevistó a Antonio Ballester a través de los micrófonos de Radio Alzira.

«Cristo del Santo Sepulcro, que entre rumores de rezos vas por las calles de Alzira entre el alud rojo y negro de los más de 2.000 penitentes que dan escolta a tu cuerpo». Así lo dejó escrito Vicente Sanz Castellanos, una de las personas que trabajó para que la Hermandad llegara a nuestros días tal como la conocemos.

Por su parte, José Goig del Poyo dará nombre a la hasta ahora calle Vicente Pérez Pelufo. Nació el sábado 20 de noviembre de 1930 en el número 10 de la calle Mayor San Agustín de Alzira. El primer maestro que tuvo en el arte pictórico fue su padre; después sería discípulo del famoso pintor albaidense, José Segrelles Albert y de José Espert, con los que aprendió diversas técnicas en su adolescencia. Mediada la década de 1960 comenzó a trabajar en la Ciudad Fallera de Valencia, del gremio de maestros falleros, donde practicó la pintura al óleo y plástica en la construcción de monumentos, siendo muy buscado por su buen hacer. También fue llamado por artistas «foguerers» alicantinos.

Con el maestro Pascual Gimeno, marchó a Nueva Orleans, en Estados Unidos, donde trabajó en la pintura de platós y pasquines destinados a la gran feria de La Unión, representando motivos alegóricos sobre la historia y tradiciones en torno al río Missisipi .

En Luisiana estuvo tres meses pintando carrozas para las fiestas, entre otros encargos. En noviembre de 1991 expuso su primera muestra en el salón árabe de la Gallera de su pueblo natal, siendo presentado por el maestro Vicente Sanz Castellanos. Prácticamente autodidacta, se enfrenta con el paisaje natural, interpretando con la paleta la más difícil de las técnicas pictóricas, la acuarela.

Pepe Goig es eminentemente paisajista. En sus composiciones en campo abierto se le nota la calidad de su pintura, de un lirismo valenciano. «Sobre l'estructura d'un dibuix precis, construïx la seua obra amb pinzellada àmplia, quasi desenfadada, de primer toc, translùcida encara que no exempta de vigor, sobretot quan busca deliberadament el contrast, de vegades enèrgic i fins i tot un tant violent, encara que com mediterrani no pot sustraure la llum, dura de vegades, de la nostra terra», comentó sobre él Sanz Castellanos.

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