Comenzó como una broma infantil, pero se les fue de las manos y no supieron como pararla hasta que las indagaciones policiales descubrieron que todo había sido una invención. Como telón de fondo, un presunto intento de secuestro en un barrio periférico de Alzira.

El relato de tres menores, dos niños y una niña de entre 8 y 10 años, que alertaban de que los ocupantes de una furgoneta habían intentado ganarse su confianza y que habían visto en el interior del vehículo una niña que pedía ayuda provocó que uno de los progenitores diera la voz de alarma al Centro de Emergencias (112), que el lunes por la tarde movilizó a los cuerpos de seguridad, y varias patrullas de la Policía Local y el Cuerpo Nacional de Policía se personaron rápidamente en el barrio en el que supuestamente habían sucedido los hechos.

Los menores ofrecían pelos y señales del vehículo -marca, modelo, color y otros elementos diferenciadores en la pintura o que tenía los cristales tintados- y aseguraban que sus ocupantes les habían ofrecido golosinas y mostrado unos cachorros de perro para que se acercaran al vehículo con el ánimo, supuestamente, de raptarles también.

Las fuerzas de seguridad realizaron una batida por esta barriada, tomaron declaración a algunos vecinos e incluso se llegó a localizar un vehículo de un residente que respondía de forma muy ajustada a la descripción aportada por los niños, pero que nada tenía que ver con la investigación que en esos momentos iniciaba la policía.

El despliegue de agentes de ambos cuerpos ante la alerta de un secuestro no pasó desapercibido para los residentes y no tardó en trasladarse a las redes sociales y, especialmente, a foros de padres y madres de algunos colegios. El bulo de intentos de rapto a la puerta de centros escolares no es nuevo, se repite casi de forma cíclica. Ha circulado en muchas localidades alimentado por las mismas redes sociales y también en Alzira en otros momentos, pero en esta ocasión cambiaba el escenario, no era un colegio y, además, había testimonios que no sólo identificaban un vehículo de forma clara sino que además apuntaban que dentro del mismo ya podía haber una víctima, también menor.

Los pequeños mantuvieron su versión inicial durante horas. La incertidumbre sobre lo que realmente podía haber pasado se mantuvo durante la noche aunque, según ha podido saber Levante-EMV, ayer la cambiaron. Revelaron que no había furgoneta con cristales tintados, ni niña que pidiera ayuda dentro. Todo había sido una invención.