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Una reflexión inmaterial

Una reflexión inmaterial

Hemos consumido ya las fallas del 2017, esas en las que los políticos gobernantes y algunos falleros han repetido hasta la saciedad que eran las Fallas de la Unesco. El título otorgado, con todo merecimiento, a la fiesta que lleva en sí la esencia de los valencianos no ha servido para mejorar en gran cosa aquello que venían siendo las de años anteriores. Parece ser que hemos caído enfermos de Patrimoni Immaterial de la Humanidad. Es cierto que a muchos les ha dado ahora por reconocer lo que durante tantos años y sin darse cuenta los falleros de base estaban haciendo en sus comisiones, esperemos que esto sea para bien y no sirva solo para rellenar el cartel anunciador de las fiestas o para celebrar un Mig Any Faller raro con «mascletà» incluida.

El equipo de gobierno, o parte de él, ha sacado pecho poniéndose medallas inexistentes aunque la verdad sea dicha, alguna cosa han hecho bien como por ejemplo aumentar la cantidad de urinarios portátiles en las calles de Alzira. Sin embargo, en su debe queda el no haber resuelto el problema de las «mascletaes» aéreas, sabiendo como sabían cuál era la problemática existente y su solución.

Respecto al estrangulamiento que el tripartito está llevando a cabo con el «Pla d'Arbratge», instalación de maceteros y reducción a un solo carril en la calle Pérez Galdós y la peatonalización y cierre al tráfico de la calle Hort dels Frares, los afectados, aunque no lo parezca, no fueron los vehículos, sino la propia fiesta de las fallas. Si tenemos en cuenta que la Plaza Mayor quedó bloqueada por dos monumentos falleros grandes, dos infantiles y una carpa, y que se tuvo que desviar el recorrido de la «ofrena» y el pasodoble por la calle Mayor San Agustín y Teniente Boscá, vía estrecha y sin apenas luz, para poder acceder a la avenida de los Santos Patronos, no creemos que esa fuese la mejor solución para los itinerarios de estos actos multitudinarios de una fiesta que como bien nos recuerdan ustedes constantemente es Patrimoni Immaterial de la Humanidad.

Si por fallas Alzira ya tiene una complicación extrema respecto a la circulación, tanto en coche como a pie, a nuestro gobierno no se le ocurrió otra brillante idea que dejar montar unos tenderetes en la calle Curtidors, parece ser que el tripartito es especialista en estrangulamientos, porque una calle bastante ancha para el paso de personas, con comercios que abrían viernes y sábado quedaron totalmente tapados y por si eso no fuese poco montaron unos motores a gasoil para hacer luz que hacían un ruido espantoso.

Estas fiestas pasaran a la historia por ser las de la Unesco y también por ser las que menos personalidades nos han visitado. Parece ser que este año Alzira era plaza de segunda, aunque eso sí, han sido las fallas de Compromís, único partido del equipo de gobierno que supo sacar partido a los políticos que se acercaron hasta Alzira, relegando a un segundo plano a Isabel Aguilar, nuestra poderosa vicealcaldesa, que ha pasado sin pena ni gloria a pesar de ser ella la responsable del área de fiestas de nuestro ayuntamiento. Recuerdo perfectamente que un día le tendí mi mano para poder consensuar modelos de turismo y fiestas y su respuesta fue bien clara «no me reúno con el señor Lahuerta para no escuchar tonterías». Señorita Aguilar, ni ha estado a la altura de las fiestas, ni del comercio, parcelas que usted con vanagloria y exceso de autoestima dirige y lo que sí escuchamos de su boca constantemente son esas tonterías que a usted tanto le molestan.

Creo que la Unesco debería crear un premio, galardón o distinción especial que en este caso lo habría ganado sin lugar a dudas algunas personas de Compromís, y a las pruebas me remito; el acto de la ofrenda y la actuación de nuestro alcalde junto al señor Furió y la señorita Ginestar es de traca, vamos que tienen prohibido asistir a los actos religiosos y se dedican a recoger, como servidores del pueblo, que lo son, los ramos de flores que ofrecen las falleras de Alzira a nuestra patrona. Vamos a ver señores y señoras Gómez, Furió y Ginestar, acaso no es esta la misma imagen que la se venera en nuestras fiestas patronales, ah, y Sant Bernat y les Germanetes, imágenes que escoltan a la Verge del Lluch en este acto, también son los mismos que ustedes olvidan a finales del mes de julio. La respuesta a todo este desaguisado es bien clara, las fallas son diferentes y por una foto mato, como diría Belén Esteban, además, les han sacado ustedes mucha ventaja a sus socios de gobierno en las instantáneas que la fiesta fallera nos ha dejado en la retina.

Para resumir quisiera apostillar que aprovechando el título otorgado por la Unesco sería el momento clave para iniciar el entendimiento entre falleros y no falleros o mejor dicho antifalleros. El diálogo, la concordia y utilizar buenas maneras por ambas partes empezaría a fomentar los cimientos de una fiesta que a fecha de hoy tiene muchísimos detractores. Por todos estos motivos expuestos creemos que la reflexión sería buena en todos los sentidos para mejorar la fiesta. Gobierno, oposición y Junta Local Fallera deberíamos trabajar juntos para aportar ideas, mejorar aspectos pero sobre todo cambiar esa imagen caduca que muchas veces se transmite. Las fallas lo merecen y los alcireños también.

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