Los problemas de tráfico en Alzira no son exclusivos del centro de la ciudad. Aunque durante las últimas semanas el foco de atención se ha centrado en la reordenación de Piletes y su entorno y la transformación de Pérez Galdós, hay zonas en la periferia que padecen circunstancias adversas por la intensidad de tráfico que soportan y, principalmente, por el mal estado de la calzada. Es el caso de la travesía de Santa María de Bonaire, su prolongación por la denominada calle Mestre Villar, o el camino de la Perrera, también conocido por ser el acceso secundario al hospital por su parte posterior, que alberga la entrada a urgencias. Aunque el ayuntamiento ya ha llevado a cabo alguna actuación en el pasado, el estado del pavimento presenta desperfectos muy llamativos en algunos tramos.
Los baches y las grietas del firme son uno de los principales problemas de los caminos de esta zona periférica de la ciudad. El mal estado de la calzada ha llegado a causar desperfectos en algunos vehículos. Según ha denunciado a Levante-EMV un vecino de la localidad, una rueda de su bicicleta reventó al pasar por una de las hendiduras del asfalto, que pellizcó el neumático. Se trata de un ejemplo, pero existen más.
Estas carreteras registran una importante presencia tanto de ciclistas como corredores que se dirigen a la Murta. Además del deterioro del pavimento, estos deportistas se encuentran con otro problema, la falta de espacio. Algunos tramos de estos caminos, sobre todo en la parte trasera del Hospital de la Ribera, se utilizan como un improvisado aparcamiento (el del hospital está siempre abarrotado y el polígono industrial también se convierte en un parking más), restando espacio a la circulación de otros vehículos y de los deportistas que por allí realizan sus rutas. Esta situación provoca, de manera habitual, que algunos coches tengan que parar, arrimados al borde de la calzada, para dejar pasar al resto de usuarios de la misma.
Otro de los factores que han contribuido a que el problema afecte cada vez a más gente es el aumento de tráfico por la zona. Durante las fiestas falleras la mayor parte de vehículos estaban casi obligados a circular por las afueras de la ciudad ya que las zonas más céntricas concentran el grueso de los monumentos. No obstante, ya de por sí albergan una afluencia constante al tratarse de uno de los accesos varias urbanizaciones, al propio hospital, al cementerio o incluso a la vecina localidad de Corbera.
Una solución problemática
La elevada afluencia y el impracticable estado que sufre el camino de la Perrera tendría una menor importancia si no fuera porque eventualmente se planteó como una ruta alternativa que permitiera descongestionar el acceso principal al hospital, ya de por sí enrevesado y saturado (las colas son un clásico para los visitantes al hospital).
Los distintos grupos políticos del municipio han debatido intensamente sobre el hospital y sus accesos. La mala señalización de esta vía secundaria, su ínfimo arcén, la suciedad que ha albergado en diferentes momentos o la falta de iluminación son algunas de las deficiencias que unos y otros han argumentado. Pero la situación no ha cambiado apenas en años y el tramo que debería complementar al acceso principal se ha acabado convirtiendo en un problema. Más de una formación política recordó encarecidamente que la situación no debería retrasarse, ya que como entrada de urgencias, alberga el tráfico de ambulancias.
Hace varias semanas, el Ayuntamiento de Alzira anunciaba la posibilidad de ampliar la zona de aparcamiento con cien nuevas plazas en este entorno y hablaba de facilitar el acceso a los usuarios. No obstante, dicha mejora para los pacientes no incluía que el centro contara con una vía secundaria en condiciones.
