Cullera vivió ayer otra extracción arqueológica de especial relevancia. Se trata de la primera ánfora romana entera que se ha encontrado en la costa del municipio además de otro cepo romano, el quinto que tiene ya en su haber la población. Un nuevo descubrimiento que refuerza la hipótesis de que el mítico Portum Sucrone se emplazaba en la actual Cullera. Las labores se han desarrollado dentro del Proyecto de Prospección Arqueológica Subacuática Bahía de Cullera, que ha sido financiado por la concejalía de Patrimonio Histórico.

La alegría entre la expedición encargada del rescate de las piezas era evidente tras la extracción. Los autores fueron los buzos descubridores del posible Portum Sucrone, el presidente del Club de Buceo Delfín, Óscar Pellicer, y José Puig, quienes estuvieron acompañados por el arqueólogo municipal, Kike Gandía, y la directora del Centro de Arqueología Subacuática de la Comunitat Valenciana, Asunción Fernández.

La operación se inició en la bocana del puerto y se realizó exitosamente gracias a la buena visibilidad en un mar en calma. Los expedicionarios eran un tanto escépticos por las condiciones del Mediterráneo ayer mismo pero finalmente la climatología ha sido una buena aliada. Aunque no es posible todavía determinar la época de las dos piezas, en los próximos días se procederá a un estudio exhaustivo a fin de conocer los siglos de los que datan y otros detalles como, por ejemplo, la carga que llevaba la ánfora. Tanto ésta como el cepo se encuentran en excelentes condiciones. «Es un hallazgo singular», describe Gandía, «porque no es fácil encontrarse piezas enteras y menos en superficie», como ha sido el caso. Generalmente, los restos suelen estar enterrados y presentan roturas. Además, el hecho de que haya aparecido otro cepo apuntala algo que ya nadie discute: el enorme tráfico comercial que albergó la bahía. El responsable de museos se mostró prudente y no quiso afirmar que ello suponga definitivamente la confirmación de la presencia del Portum Sucrone, aunque hizo hincapié en que se trata de «dos indicios muy potentes».

La extracción es la primera que se lleva a cabo en el marco del Proyecto de Prospección Arqueológica Subacuática Bahía de Cullera, puesto en marcha este año por el consistorio. «Ya no es un hallazgo casual, sino programado», expone Gandia. El proyecto, no obstante, tiene dividida la costa cullerense en cuatro áreas.