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El sacrificio que oculta el cetro europeo

El jugador de Sueca llegó a entrenar durante ocho horas al día, casi toda la semana Ha bajado ahora el ritmo pero mantiene el nivel competitivo

El sacrificio que oculta el cetro europeo

Raül Cuenca es posiblemente el mejor deportista de la historia de la Ribera y muchos quizá no lo conocen. Es porque practica billar, un deporte minoritario que, sin embargo, exige de un sacrificio descomunal. El suecano demostró la pasada semana con su participación en el Campeonato de Europa celebrado en Brandeburgo (Alemania) que cuenta con un nivel que se estudiará en los anales de la historia de la comarca. Disputó tres de las cuatro modalidades posibles a título individual y obtuvo dos bronces y un título de Europa.

Sin embargo, tras su historia de éxito se oculta una vida plagada de sacrificios familiares, silenciosos entrenamientos solitarios y trayectos inacabables para perfeccionar la técnica. «Comencé cuando tenía diez años, en 1990. Realmente, como pasa con estas cosas, fue una casualidad. En mi calle dos de mis amigos y su padre jugaban al billar. Un día no sé cómo acabamos en el club de billar, que estaba en la parte de arriba del local de los cazadores y los jubilados. Allí tenían una mesa pequeña donde coincidimos muchos jóvenes. Fui practicando y descubrí un juego que me apasionaba. Era muy complicado pero disfrutaba muchísimo», explica Cuenca pocos días después de adjudicarse el cetro europeo.

Según el suecano: «La gente del club siempre ha realizado un trabajo muy docente y el hecho de ir mejorando y compitiendo hizo que me enganchase mucho. Se acabó convirtiendo en una práctica deportiva más que exigía una disciplina. En mi casa no tenía tradición de nadie que jugase al billar. Pero se ha convertido en una pasión porque tener esa sensación de control sobre las tres bolas es increíble».

En la etapa de júnior Raül Cuenca no tenía tantas obligaciones y llegó a entrenar siete u ocho horas al día y cuatro o cinco días a la semana. «Ahí realicé la mayor inversión de horas. Sin embargo, después empecé a trabajar como enfermero y el tiempo se reduce. Sin embargo siempre he dedicado mi tiempo libre a entrenar. Se agravó la situación cuando fui padre hace tres años. Mis horas de entrene han bajado bastante. Es otra etapa de mi vida y la familia es lo primero. Sin embargo, he seguido compitiendo y estando arriba», argumenta.

Una vida en el tren

Y kilómetros, muchos kilómetros. «El sacrificio es muy grande porque desde que tenía dieciséis años empecé a recibir clases especializadas con la federación y eso me hacía tener que subir a Vic, donde estaba sólo un día. Cogía un tren desde València a Barcelona y después de Barcelona a Vic. Entrenaba la tarde del sábado y la mañana del domingo y me volvía. Eso, una o dos veces todos los meses. Dedicaba todo el tiempo a eso. El sacrificio ahora es personal porque mi mujer tiene que hacerse cargo de mi hijo cuando yo estoy entrenando o compitiendo. También nos ayudan los padres pero es mucho esfuerzo para ellos. Laboralmente también es un esfuerzo porque siempre tengo que estar cambiándome turnos para poder competir. Y eso que trabajo en Elda, a 125 kilómetros de casa».

En cuando al billar español, Cuenca aduce que su salud es muy buena en la modalidad reina, la de tres bandas, con el cetro mundial para Dani Sánchez. Es el número dos del ránking ahora internacionalmente. Javier Palazón también destaca y ha sido número uno del ránking a nivel mundial. En juegos de serie, en todos los campeonatos internacionales hay representación española, con Esteve Mata como icono en estas modalidad. «Es mi gran referencia a nivel personal y deportiva. Ahora mismo soy yo el número uno del ránking pero él lo ha sido mucho tiempo», explica.

También a nivel júnior viene gente dando muy fuerte y apuntan muy alto. «El billar asiático va a más y países como Vietnam, Corea y Turquía están en alza y hoy son potencias. Creo que en unos diez años dominarán el panorama internacional», considera el suecano. Cuenca continúa con sus entrenamientos individuales, tanto prácticos como también teóricos, para evolucionar su juego. Además, sigue una preparación a nivel físico, porque el billar es muy exigente con partidas durante todo el día. Mucho mérito.

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