Sólo tres de las 72 vallas publicitarias que actualmente se contabilizan en Alzira están legalizadas. Son dos más que en enero, cuando una auditoría de gestión del área de disciplina urbanística detectó únicamente una con todos los permisos en regla, pero ha seguido creciendo el número de vallas que se erigen de forma irregular. Entonces eran sesenta. «No paran, donde les parece montan una», admite el concejal de Gestión Urbanística, Fernando Pascual. El Ayuntamiento de Alzira aprobó en el último pleno una ordenanza reguladora de la instalación de publicidad visible desde la vía pública que pretende acotar este desorden y homogeneizar las condiciones para instalar cualquier tipo de publicidad, tanto vallas como carteles, pancartas, banderolas o rótulos.

La ordenanza, pendiente de la aprobación definitiva tras la fase de alegaciones, incluye una disposición transitoria que determina que la publicidad que al entrar en vigor la nueva norma carezca de licencia o no se ajuste a la misma, deberá ser retirada o legalizada en el plazo máximo de un año, sin perjuicio de que el ayuntamiento pueda adoptar de oficio las medidas correspondientes de protección de la legalidad urbanística.

Otro aspecto novedoso de la ordenanza es que fija en tres años la vigencia de los permisos para instalar carteles de publicidad en cualquier tipo de suelo, con la posibilidad de una prórroga de un año. De esta forma se pretende corregir una práctica muy extendida de dejar un soporte de forma indefinida. «Hasta ahora, cuando cualquier publicista venía y pedía un permiso, no había una fecha límite, se daba la autorización y (el soporte) estaba a veces hasta que se caía, pero como ya había pagado una vez, la administración no tenía medios a los que recurrir», comentó Pascual, que en el pleno ya reveló que sólo tres vallas están actualmente legalizadas mientras que el resto, que con posterioridad ha cifrado en 72, «no tienen ningún tipo de regulación y de ahí la necesidad de regularlo».

La ordenanza fija muy claramente las limitaciones de la publicidad en el centro histórico y, como normal general, prohíbe la publicidad exterior en cualquier de sus formatos o soportes, así como aquella que utilice medios acústicos, de proyección o de generación de imágenes «salvo la de actividades cívicas, culturales o eventos festivos que, de manera ocasional, reversible y por tiempo limitado, puedan ser autorizables en el caso de los entornos de monumentos por la Conselleria de Cultura y en el resto por el ayuntamiento».

La introducción del nuevo texto normativo expone que si bien la instalación de soportes publicitarios es una actividad habitual «a la que se está generalmente acostumbrado», la realidad «no siempre se ajusta al modelo de ciudad que se pretende alcanzar, al afectar especialmente al principio de la estética urbana». Por otra parte, recuerda que la regulación de las normas urbanísticas no entra en un examen pormenorizado de esta actividad y no regula las zonas adecuadas para su desarrollo, «de ahí la necesidad de clarificar y sistematizar el tipo de soporte adecuado, sus dimensiones, su emplazamiento y así homogeneizar una estética urbana adecuada».

La ordenanza, por ejemplo, fija un máximo de 18 metros la altura de una valla publicitaria, previo informe de los servicios técnicos municipales para valorar el impacto en función del lugar de emplazamiento, o prohíbe los rótulos publicitarios en la azotea de edificios de carácter residencial. «Con esta ordenanza Alzira da un paso adelante para que la ciudad guarde una estética, lejos de la publicidad que acaba inundando cualquier rincón de la ciudad de forma indiscriminada», señaló el edil Fernando Pascual.