El movimiento ecologista empezó a ser importante en el territorio español tras el final de la dictadura y la llegada de nuevas reivindicaciones sociales vinculadas a los nuevos tiempos democráticos. Con el tiempo, el vecindario interiorizó que el reciclaje era un ejercicio necesario para salvar la naturaleza, más si cabe en días como los actuales en los que el cambio climático parece estar más de actualidad que nunca en la historia. Reciclar, además, también repercute en las economías familiares. Uno de los últimos ejemplos ha aparecido en Sollana, donde la concienciación social se ha convertido en un ahorro económicos para los vecinos y vecinas. Gracias a su esfuerzo, la tasa del tratamiento de los residuos urbanos, la conocida como la tasa del reciclaje, pasara a ser de 52,48 ?, es decir que los vecinos de la población de la Ribera Baixa pasaran a pagar 9,16 ? menos de lo que tuvieron que abonar en 2016 por dicho concepto. Este descenso en el pago del impuesto viene a representar un descenso, con respecto al ejercicio anterior de un 14'86%. Una cifra importante que repercute directamente en el bolsillo de los propios vecinos que son quienes reciclan.

Según el concejal de Hacienda del consistorio sollanero, Paco Vila, esta reducción ha sido posible «gracias al hecho de que la ciudadanía está cada vez más concienciada y sabe que reciclar es bueno, por lo que se recicla más». Según el propio Vila, esta circunstancia «está motivada por la campaña que se realizó desde el consistorio bajo el eslogan «Quant més recicles, menys pagues!!».

Ya han avanzado desde el consistorio que se va a continuar en esta misma línea de trabajo para intentar que en el 2018 aún les cueste menos dinero a las vecinas y vecinos de Sollana.