La pujanza del turismo internacional se deja notar, especialmente el de procedencia francófona, un aspecto que resulta primordial en tanto en cuanto diversifica el perfil de turista que llega a la ciudad frente a la situación de hace tan solo unos años, cuando el turismo extranjero era anecdótico.

Hay que recordar que Cullera en los años 70 y 80 era un refugio estival para turistas franceses y belgas especialmente, así como también para los turistas germanos e italianos. «Cullera ha recuperado su atractivo y en estos momentos se nutre de más perfiles de visitantes, lo que de alguna forma mitiga la estacionalidad que marcaba el hecho de recibir únicamente de turismo nacional, que por otra parte también se recupera», concluye el edil. La localidad ha lanzado ya la agenda turística de verano con prácticamente 400 actividades para realizar durante julio y agosto.