La regulación del espacio que ocupan los bañistas en la playa de Cullera da mucho que hablar. La llegada de la época estival ha reabierto el debate de los llamados 'sombrilleros', un grupo de personas, generalmente de edad avanzada, que desde primeras horas de la mañana acude a colocar su sombrilla o enseres de playa en primera línea con la intención de reservar su pequeña parcela. Una opción que hoy es ilegal y además muy cara, ya que puede acarrear multas que oscilan entre los 750 y los 3.000 euros.

El año pasado, el alcalde de Cullera ya promulgó un bando que recordaba la legislación, que impide plantar sombrillas a menos de seis metros del mar. Tampoco pueden colocarse delante de las zonas reservadas para el servicio de alquiler de hamacas, que desde el año pasado se ubica en primera línea del mar. La ciudad costera de la Ribera Baixa no es pionera en la implantación de estas restricciones y en la cesión de espacios de uso privado en la playa. Desde hace años, se desarrollan en otras ciudades turísticas como Benidorm, Altea, Calpe o Dénia.

La normativa es tajante: si alguien incumple la orden se le impondrá una sanción y tendrá que retirar la sombrilla. La concesión de espacios para el alquiler de tumbonas en la playa de Cullera afecta a las playas de San Antonio, el Racó y los Olivos. Fuera de estas zonas de la concesión, y a partir de las 8 de la mañana, la ocupación es libre para todos aquellos que lo deseen.

En caso de que los agentes de seguridad encuentren sombrillas plantadas sin su propietario, se procederá a la retirada de las mismas por parte de los agentes Policía Local.

Este paquete de medidas pretende "mejorar la imagen turística del municipio", según alega el gobierno municipal, y permitirá combatir la guerra de sombrillas, difundida incluso en los telediarios, que retrataba las carreras que protagonizban hasta hace pocos años grupos de veraneantes especializados en ocupar la primera línea de playa desde el amanecer para asegurarse un lugar privilegiado a pocos metros del mar para disfrutar del paisaje y la brisa durante todo el día. El ayuntamiento busca "una mayor calidad que repercuta en la evolución del turismo para atraer a visitantes con la mejor garantía de ofrecerles calidad y buen servicio".

Un litoral de calidad

Este año también se prohíbe ocupar a los particulares la zona comprendida entre la plataforma de los puntos de la playa accesible, ya que es una zona reservada para el baño de las personas con movilidad reducida.

El bando recoge asimismo que las multas a las personas que incumplan dicha normativa constituirá una infracción al artículo 4º de la Ordenanza de Policía y buen Gobierno y será sancionada con un importe que puede oscilar entre los 750 y los 3.000 €

El Ayuntamiento de Cullera recuerda que los servicios implantados "son necesarios para poder ofrecer una playa con un nivel de calidad turística reconocido, año tras año, a través de las normas ISO 9001, ISO 14001, el reglamento EMAS y el galardón de la Bandera Azul". Las playas de la Escollera, San Antonio, Racó, Cap-Blanc y el Faro están certificadas con diversas normas muy exigentes. La Norma de Calidad turística UNE-ISO 13009:2016, es exclusiva de la Playa de San Antonio.