Asistí el 05 de julio a la «Jornada Feminista» de les Filles de la Rebel-lió, celebrada en el Casal Jove de Sueca por iniciativa de este colectivo de chicas y chicos de la capital de la Ribera Baixa. Pusieron sobre el tapete asuntos de actualidad en la agenda feminista, sea el caso de la presión estética sobre la mujer en la sociedad capitalista o un debate para repensar el activismo hoy. También hubo tiempo para recitar poesía y relatos de mujeres invisibilizadas. Cinco horas de una tarde tórrida de verano dedicada al compromiso firme con la igualdad de género, el pensamiento colectivo, el debate y la propuesta de un mundo crítico, alternativo, libre, humano.

Un acto tan discreto como transgresor, pues no deja de ser una anomalía -cierta locura cuerda- que una veintena de jóvenes decidan reunirse empoderándose, parándose a pensar y retarse a diseñar otro mundo posible. Esto, por cierto, en época de horas bajas para la Filosofía en el País Valencià. Estas chicas y chicos pasarán en breve a la vida universitaria, pero, ¿de dónde salen que ya se interrogan, denuncian, sospechan y comprometen? Son hijas de la Filosofía, hijas de la rebelión, impulsoras de activismos, feministas, ecologistas, plurales, diversas, alternativas, diferentes, insurrectas. Entre el público sólo dos viejas glorias (más viejas que glorias), mi amigo y compañero Joan Lluis Senón, feminista sin partido político a la vista, y este servidor, también feminista desde una edad similar a las protagonistas de Filles de la rebel-lió.

Tanto mi amigo Joanllu como yo nos fuimos impactados por el nivel intelectual y crítico de este grupo, que, en una de sus intervenciones, pedía apertura y aliados: «nos encantaría que la gente se sumara a nuestras acciones y, si piensa de otro modo, mucho mejor, porque enriquecerá el colectivo». Miran el mundo desde otras sensibilidades, quizá la propia de los despiertos, esa ciudadanía minoritaria que puede cambiar el planeta, aportando una realidad menos kafkiana, donde la conciencia crítica abra un nuevo compromiso con la existencia entendida desde una dimensión igualitaria, tierna, responsable, no competitiva, no sumisa ante el capitalismo y la tiranía del patriarcado. Y todo esto, ¡en Sueca! ¿Cómo es posible? La Ribera Baixa y Sueca tienen un déficit de feminismo, ergo, también de libertad, igualdad y activismo. Ésta es la sociedad civil que yo siempre soñé y nunca conocí en mi juventud. ¿Será el inicio de un paradigma cultural alternativo? ¿Llegará la Sueca feminista en donde las mujeres muten la soporífera realidad cultural y patriarcal de la ciudad?

Es pronto para dar respuestas. Me basta por ahora con el aliento que supone ese huracán de libertad que son Filles de la rebel-lió. Cabe fortalecer el lazo de sororidad feminista, más si cabe cuando un tiempo nuevo nace gracias al activismo, la creatividad, las energías y una imponente inteligencia de estas chicas y chicos de Sueca. ¡Ánimo en la lucha! Nunca antes -y menos en nuestra ciudad- hubo un tiempo de feminismo y rebelión. Los dueños de la realidad patriarcal se pondrán a temblar. ¡Seguro!