El pasado de Sueca, desde la reconquista, empieza con la Carta Pobla otorgada por la Soberana Orden Militar de los Caballeros de San Juan del Hospital de Jerusalén, de Rodes y Malta de 24 de febrero de 1245, que establecía las condiciones jurídicas y económicas que debían aceptar quienes quisieron radicarse en Sueca. Dieciséis varones, con las respectivas familias, serían los primeros pobladores originales del campo de Tarragona, a las alquerías de Sueca, Saucelles, Alborig, Ribamarig, Vilella, L'Ello y Gandient. En el periodo comprendido entre los años 1317 y 1348 Sueca sufrió extraordinarios cambios, pasando de ser propiedad de la Orden de San Juan, al Rey Jaume II, quién la traspasó a la Orden Militar de Santa María de Montesa y Sant Jordi d'Alfama. Las guerras de la Unión y de los dos Peres, así como las sucesivas pestes internacionales y locales que acontecieron en aquel tiempo la destruyeron hasta el extremo que en 1386 la Orden de Montesa tuvo que confirmar los privilegios para que pudiera volverse a desarrollar la villa.