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Entre la empresa en quiebra y el desinterés oficial

La empresa Tano, de Gandia, compró el monasterio para explotarlo como complejo hotelero hace 22 años e intentó, sin éxito, vender el inmueble en 2015. La compañía presentó un concurso voluntario de acreedores y, tras la liquidación de la misma por parte de la Justicia, un fondo de inversión estadounidense adquirió una buena parte de sus propiedades. Paralelamente, los ayuntamientos de Alzira y Carcaixent se mostraron reacios a rescatar el monasterio, debido a que supondría un coste elevado para ambos.

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