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Recuperadas las baldosas de cerámica del siglo XVIII del monasterio de Aigües Vives

Los ladrones se llevaron gran parte de las lámparas - También han entrado vándalos - El polvo de los extintores se derramó por varias salas

Recuperadas las baldosas de cerámica del siglo XVIII del monasterio de Aigües Vives

Los dos azulejos de cerámica valenciana del siglo XVIII arrancados de la sala prioral del Monasterio de Santa Maria d'Aigües Vives se han encontrado en el mismo edificio, donde un grupo de intrusos los escondió con el propósito de volver a por ellos. Dichas piezas sólo suponen una parte del expolio que ha sufrido el antiguo convento agustino, declarado Bien de Interés Cultural (BIC), en las últimas semanas. Los expoliadores también arrancaron y se llevaron la mayoría de las lámparas.

La investigación sigue en marcha y pretende encontrar a los autores de dichos actos. El histórico edificio de la Barraca d'Aigües Vives también ha sufrido otro tipo de ataques, en este caso puramente vandálicos, provocados por gamberros o jóvenes con ganas de aventura. En la entrada del recinto un extintor yacía vacío tras haberse vaciado su contenido en una de las salas del cenobio, aunque, no fue el único. Diferentes fuentes consultadas por Levante-EMV aseguran que se derramó el contenido de todos y cada uno de los extintores que estaban instalados en el inmueble.

Como consecuencia de ello, los agentes policiales se encontraron el característico polvo blanquecino que se usa para apagar el fuego en varias salas. Además, tanto en el interior como en el exterior del edificio se podían encontrar latas y botellas de refresco, así como otros restos.

La desaparición de bienes del patrimonio histórico es mucho más grave. La Guardia Civil investiga los robos. La desaparición de dos azulejos de cerámica valenciana del siglo VXIII que forman parte del suelo de la sala del prior fue la que más llamó la atención, aunque, por fortuna, las baldosas se han encontrado en el interior del monasterio. La hipótesis que se considera más probable sostiene que los autores extrajeron ambas piezas con esmero a modo de prueba, las guardaron una vez verificaron la mejor manera de arrancarlas y planearon volver a por el resto. De hecho, no se aprecian daños en las baldosas del mosaico contiguas a las sustraídas. Fue un trabajo limpio.

Aunque los azulejos centraron buena parte de la atención debido a su valor histórico y cultural, éstos no son los únicos elementos que desaparecieron. Los desconocidos que se adentraron en el BIC arrancaron de paredes y techos la mayoría de las lámparas.

Gran inversión

Para la familia propietaria de la empresa Tano, dueña en origen del inmueble, los robos sufridos en el monasterio han supuesto un duro golpe. La firma adquirió hace un par de décadas el complejo por una cifra astronómica para su explotación como hotel. Luego realizó una potente inversión para rehabilitarlo y celebrar banquetes. Lo mantuvo en activo y en buen estado hasta octubre de 2015, cuando se vió forzada a cerrar el negocio al entrar en quiebra. La liquidación de la empresa dio paso a un proceso concursal que ha dejado a la familia al margen.

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