Ser agricultor en la actualidad es una tarea complicada. Tanto es así que muchos se contentan con lo que ellos mismos llaman una campaña «normal». O lo que es lo mismo, que los factores externos a la tarea poductiva sean benévolos. Una de las principales labores agrícolas en estos momentos es la arrocera y para la cooperativa de Sueca dicha normalidad se cifra en torno a los 30 millones de kilos de arroz. Dicha cantidad es similar a la del pasado ejercicio ya que, «el socio del arroz suele ser muy fiel y las cosechas son similares cada año, lo que más afecta al total son los factores externos», explicó ayer el presidente de la entidad arrocera, José Luis Mariner.

Entre dichos factores hay dos que ya empiezan a causar estragos: el hongo «Pyricularia» y la anoxia. «Aunque se está trabajando por controlarlos», añadió Mariner. En la comarca ya se ha detectado la presencia de ambos, principalmente en las zonas donde se cultiva la variedad bomba, aunque la mayor parte de las parcelas, por el momento, están sanas. La anoxia de la planta se produce por falta de oxígeno ante la imposibilidad años atrás de quemar la paja del arroz. Cuando la tierra se encuentra saturada de materia orgánica, ésta se apodera del oxígeno para reproducirse, eliminando la disponibilidad en el agua y ahogando la raíz de la planta del arroz.

Por su parte, la «Pyricularia» es un hongo microscópico que ataca a las hojas e inflorescencias del arroz, produciendo además una sustancia tóxica que desorganiza e inhibe el crecimiento de los tejidos. Los mayores daños en el cultivo se producen cuando afecta al nudo basal de la panícula y su control es difícil.

Los agricultores tratan el hongo, que aparece principalmente cuando se dan unas determinadas circunstancias climatológicas, como es el caso del excesivo calor y la elevada humedad. El tiempo atmosférico es uno de los mayores condicionantes para los agricultores, que se muestran muy prudentes de cara al futuro: «En estos momentos tenemos que ser realistas y buscar campañas normales, lejos quedaron aquellas que se podían considerar fabulosas; la actual parece que será buena, pero luego puede llegar una tormenta en agosto con granizo y fastidiarte», expresó el presidente de la cooperativa.

Cubrir gastos

A los factores citados habría que añadir el monetario. La pasada campaña se saldó con precios que los propios agricultores definieron, en su momento, como «vergonzosos». Por cada tonelada de arroz se obtuvieron cerca de 25 y 30 euros menos que en el ejercicio anterior. «Aún es pronto para hacer previsiones, en estos momentos está saliendo la espiga y los esfuerzos se centran en que esté sana; después veremos si los precios acompañan y podemos cubrir gastos, porque algunos años es complicado; dependemos mucho de las ayudas europeas y del Consell», afirmó Mariner.

Además, dichos gastos se ven incrementados habitualmente por productos como los fitosanitarios. Una situación que se ha repetido en diversas ocasiones tiene que ver con las restricciones europeas con respecto al uso de herbicidas. Cuando, tras negociaciones, se da a los agricultores permiso para su uso, éstos acuden en masa a los comercios la elevada damanda sube los precios.