La tragedia del Chapecoense también tildó de duelo al Cotif, personalizado en un defensa brasileño que vio truncada su trayectoria tras disputar el campeonato de l'Alcúdia una década antes. Corría el verano de 2006, había nervios, algún que otro nudo en el estómago y, para más inri, enfrente estaba toda la armada paraguayana. Y fue allí, en la XXIII edición del Cotif, cuando William Thiego de Jesús (Brasil, 1986-2016) hizo gala de su gran capacidad defensiva y de su habilidad sacando el balón desde atrás para alzarse con el único subcampeonato del Gremio Porto Alegre, tras caer en la final ante el Club Guaraní. El joven brasileño, junto a su excompañero Léo Gamalho, comandó la revolución de una zaga que, pese a quedarse a un solo paso de levantar el título de campeones, copó todas las portadas nacionales e internacionales. Incluso algunos clubes europeos llegaron a preguntar por sus servicios.

Por aquel entonces tenía 20 años, la cabeza llena de sueños y el corazón hambriento de éxitos. Contundente, astuto y veloz en la línea defensiva, el «artillero» -como le tildaban cariñosamente sus compañeros- marcaba las pautas del juego, masticaba lo estadístico y vivía con normalidad aquello que otros consideraban extraordinario. Aún así, con su reciente fichaje por el Gremio y su flamante estreno en el Cotif, se vio propulsado a lo más alto del fútbol portoalegrense.

En apenas cinco meses pasó de dar sus primeros toques en las categorías inferiores del CS Sergipe a hacerse un hueco en la primera plantilla de uno de los mejores equipos de la liga brasileña. Todo le iba a pedir de boca. Empezaba a anotar sus primeros goles, su equipo apenas encajaba goles y encabezaban la liga, pero, tras sufrir una lesión de rodilla que le apartó de los terrenos durante tres meses, fue cedido al Kyoto Sanga FC japonés y al EC Bahía brasileño en busca de una oportunidad que le acabó desvinculando del Gremio y le llevó a fichar por el Ceará y, tiempo después, por el Figueirense, donde se consagró como uno de los mejores de la competición. Tras labrarse un gran futuro en su tierra y apenas probar suerte en el exterior, al fin se decidió a plegar las maletas, poner rumbo al Khazar Lankaran y aventurarse en un reto azerbaiyano que llegó a su fin en enero de 2015. Con la conclusión de su contrato, recibió una oferta de traspaso del Chapecoense que cambió el curso de su vida para siempre.

Feliz por volver a su país natal y por llegar a un club con grandes aspiraciones internacionales, William Thiego logró readaptarse, ser reconocido como el defensa más goleador de la Seria A de Brasil con un total de ocho dianas y, además, conseguir el billete para la final de la Copa Sudamericana ante el Atlético Nacional. Sin embargo, días después, toda la alegría y el festejo que supuso la clasificación se convirtió en una auténtica tragedia.

Y es que el avión encargado de transportar al Chapecoense desde Bolivia hasta Colombia -sede de la final- nunca llegó a su destino. Tras partir con un total de 68 pasajeros y 9 miembros de la tripulación, el Vuelo 2933 perdió el contacto con la torre de control poco antes de iniciar su descenso y acabó siniestro en una terreno escarpado del cero El Gordo, en el municipio de La Unión, quitando la vida de 71 personas -incluida la de Thiego- y dejando heridas a seis personas.

Ahora, ocho meses después, l'Alcúdia y el Cotif honran al exfutbolista William Thiego de Jesús con un cartel fotográfico en el que se homenajea toda su trayectoria como futbolista y, además, se recuerda su exitoso paso por uno de los mejores torneos del mundo.

Continúa el fútbol

El fútbol sigue en l'Alcúdia. Hoy debuta a las 19:15 horas el Villarreal, que se mide al Levante. A las 21:15 se jugará el Atlético de Madrid-Mauritania y después, a las 23:15 horas, la Selección Valenciana contra el Valencia CF.