Sueca trata de poner cerco al mosquito tigre y la mosca negra. Sus molestas picaduras son uno de los síntomas más característicos del verano ya que, con la llegada del calor, proliferan a sus anchas. Pese a las múltiples actuaciones realizadas para controlar la plaga, las protestas vecinales no cesan. Por ese motivo, el ayuntamiento ha instalado en plena casa consistorial una urna, en la que los vecinos pueden introducir papeletas con sus datos de contacto además del lugar donde consideran que el insecto les ha atacado, tanto si es en el hogar como en otro punto de la localidad. De este modo, se puede estudiar su incidencia y detectar nuevos focos de afección para, a continuación, llevar a cabo el tratamiento correspondiente.

Durante los meses de junio y julio las quejas recibidas por el gobierno suecano aumentaron. Los vecinos estaban y están hartos de las picaduras del mosquito tigre. «Nos están comiendo vivos», repetían una y otra vez a las autoridades municipales. Aunque el ayuntamiento ha llevado a cabo los tratamientos correspondientes en los imbornales de la ciudad, se encuentra con una dificultad añadida: las propiedades privadas. Según explica la concejal de Medio Ambiente, Isabel Jiménez, «se ha detectado una zona que no es de dominio público y se sabe que es un foco de infección; se trata de un chalé que los propietarios apenas frecuentan y tiene una piscina que tendrá alrededor de dos palmos de agua, lo que supone un caldo de cultivo idóneo para la reproducción del mosquito». El consistorio ha tratado, sin éxito de momento, de localizar a los dueños para pedirles permiso y actuar en dicho foco.

En ese sentido, las propiedades privadas suponen un quebradero de cabeza y es ahí donde la participación ciudadana toma protagonismo. Una de las novedades principales al respecto es la instalación de una urna en el ayuntamiento. En ella, los ciudadanos pueden dar el aviso de las picaduras tanto de mosca negra como de mosquito tigre. De este modo, las incidencias quedan registradas y se pueden estudiar, lo que permite detectar posibles focos de la plaga de insectos.

La edil suecana recordó la importancia de que los vecinos colaboren para controlar la plaga: «Está claro que no podemos acabar con ella, pero sí intentar que su incidencia en la población sea mínima, porque no hay que olvidar que estos insectos pueden transportar enfermedades. Sueca es una localidad que tiene mucha agua, así que la gente tiene que ser consciente de que sus acciones individuales pueden ayudar mucho». El ayuntamiento ha lanzado, paralelamente, una amplia campaña informativa con folletos, anuncios en la televisión local y redes sociales y otro tipo de publicaciones para trasladar a sus vecinos una serie de consejos y hábitos para garantizar unas condiciones óptimas en viviendas y propiedades particulares que eviten la proliferación de los insectos.

Jiménez incidió en que cuestiones tan sencillas como «evitar dejar las piscinas a medio vaciar o utensilios de riego como cubos en lugares donde la lluvia pueda llenarlos mínimamente son acciones que se deberían tener en cuenta, ya que la más mínima acumulación de agua es suficiente para crear un lugar perfecto para la reproducción de los mosquitos».