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La venta ambulante ilegal prolifera en el paraje de l'Assut de Antella

Los comerciantes denuncian la impunidad de personas que ofrecen helados, refrescos o tabaco

Zona recreativa en la que se establecen los turistas que llegan al paraje de l'Assut. LEVANTE-EMV

Cuando los comerciantes de Antella denuncian que el turismo que está llegando a esta localidad del interior es «de baja calidad» se refieren a que se deja escasos recursos en la economía local. Critican con ello que las miles de personas que acuden todos los fines de semana al paraje natural de l'Assut no dejan recursos en el municipio, que ha visto como en la última década el turismo se lanza hasta convertirse en un referente del nado en el interior de la provincia, con visitantes llegados incluso de comunidades autónomas vecinas. Y es que los turistas que han acostumbrado a veranear en Antella acuden con todo.

Ante la imposibilidad de aparcar en los aledaños de l'Assut por las restricciones marcadas por la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) y por el ayuntamiento, los visitantes se acercan y vacían sus coches para después buscar un aparcamiento. Es en ese momento cuando se observa la magnitud del desastre para los comerciantes locales. Sombrillas, toldos, tiendas de campaña, neveras portátiles, barbacoas, máquinas de confección de helados? Los artilugios son tan inverosímiles en las zonas de baño como ya normales en Antella, dada la reiteración a través de los años. Con todo, en las zonas en las que normalmente se establecen los nuevos visitantes (los usuarios de Antella y los municipios limítrofes se han situado siempre y se siguen situando en la sillería) prolifera la venta ambulante de todo tipo de productos.

Se confeccionan helados y también se venden botes de refrescos, tabaco o comidas. El Seprona de la Guardia Civil y la Policía Local han formalizado varias denuncias a personas que reiteraban en su conducta pero se muestran incapaces de controlar a los miles de visitantes que todos los fines de semana llegan a Antella. La ventaja competitiva respecto a los comercios que se sitúan en la zona (los denominados «barracones») y en el casco urbano es «insultante», en palabras de los comerciantes. Son ellos los que denuncian que en l'Assut se vive en un micromundo en el que todo es posible, dada la falta de un control más exhaustivo.

El ayuntamiento reclama desde hace décadas a la CHJ más competencias sobre el paraje para poder aplicar ciertas normas que controlen la zona pero obtienen la callada por respuesta. A pesar de su dimensión, el consistorio se ve obligado a destinar buena parte de sus recursos humanos al paraje, que tienen que limpiar cada lunes, ya que queda lleno de basura, no sólo por los contenedores establecidos (cerca de una decena) sino también por todo el paraje. Los vecinos denuncian que no se respeta y que los visitantes tiran incluso sus desechos al cauce del río Xúquer y a la acequia real que allí nace desde hace siglos.

Ante la llegada masiva de visitantes, muchos vecinos de la localidad optan por no ir a l'Assut los fines de semana y acuden de lunes a viernes cuando la presencia es más digerible. El descenso de turistas que parece notarse en los últimos años no evita que sigan llegando miles de personas que no siempre respetan el paraje y las normas como deben.

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