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Más de cuarenta seguidores del vidente todavía acuden a Alzira a «ver» a la Virgen

Los fieles realizan sus oraciones frente al árbol donde el «padre» Ángel Muñoz profetizó que brotaría agua Escuchan y registran las mismas grabaciones de hace treinta años

Más de cuarenta seguidores del vidente todavía acuden a Alzira a «ver» a la Virgen

Más de cuarenta seguidores del vidente Ángel Muñoz se reunieron ayer, como cada 15 de agosto, en el paraje del Racó de les Vinyes de Alzira donde el «padre» Muñoz escenificaba las apariciones de la Virgen hace más de treinta años, con la esperanza de repetir la visión. Pese a la ausencia continuada en el tiempo del promotor, los feligreses acuden desde distintos puntos de la geografía valenciana. Es el caso de un hombre mayor que fue hasta la capital de la Ribera Alta desde Pego. «Estoy aquí por devoción, vengo desde el año de 1987. Primero acudía con mi mujer, pero aunque murió hace cinco años, yo mantengo la tradición», expresó. La fe de los congregados es inamovible y ni siquiera las inclemencias del tiempo impiden esta cita anual. Tampoco les ha importado los escándalos que salpicaron a Muñoz, que fue acusado -y posteriormente absuelto- de haberse enriquecido a costa de sus seguidores.

Por la tarde, los fieles se congregaron en el lugar, enclavado en el paraje natural del valle de la Murta. Varias horas antes del rezo, se reunieron poco a poco y establecieron animadas charlas entre ellos. Muchas mujeres vestían de color negro y portaban pañuelos en la cabeza. Algunos de los seguidores del «vidente» llevaron altavoces para amplificar sus plegarias. No hacía un excesivo calor, aunque se rozaron los 30º.

El ritual comenzó con los tradicionales rezos, que oficiaba como es habitual una mujer que se sitúa frente al árbol sobre el cual el «padre» Muñoz profetizó que brotaría agua, un milagro que nunca ocurrió. Los asistentes, rosario en mano, los seguían. Algunos estaban sentados en sillas plegables; otros, en bloques de hormigón. Los había que estaban de pie, aunque los más devotos incluso se arrodillaban en dirección a los altavoces. Uno a uno se enumaron los cinco misterios gozosos que tratan el anuncio y la infancia de Jesús. Cuando las plegarias llegaron a su fin, fue el turno de uno de los momentos más característicos de los encuentros en el Racó de les Vinyes: las grabaciones del «vidente».

Los fieles se levantaron de sus lugares y se aceraron a los altavoces, con grabadoras y móviles, para registrar la voz en éxtasis de Muñoz. Pese a que es algo que han hecho en diversas ocasiones, todos querían adquirir una nueva copia de los mensajes del supuesto vidente, en los que decía hablar por boca de la Virgen con una voz de ultratumba.

Saludo al cielo

Las palabras son las mismas que hace treinta años, las profecías de una inminente catástrofe (llegó a presagiar una «cruenta guerra civil») se escucharon de nuevo en Alzira. Los feligreses guardaban silencio y se mantenían expectantes a la voz de Muñoz. El comunismo, las posibles plagas de insectos y el «modernismo» se encontraban entre los malos augurios.

Con la segunda parte de la ceremonia concluida, los asistentes recogieron sus teléfonos y grabadoras. La mujer que ofició las oraciones pidió a los congregados que alzaran sus pertencias para que fueran bendecidas. Para poner el broche final a la reunión, todos los feligreses saludaron al cielo para despedirse de la Virgen. Unos pocos se arrimaron hasta el árbol de la profecía del «vidente» para abrazarlo y besarlo. Poco a poco, tal y como llegaron, se fueron del paraje alcireño.

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