Submarinistas de diferentes ciudades españolas se reunieron ayer, por décimo año consecutivo, en el Centro de Buceo Delfín de Cullera para celebrar la fiesta de la inmersión de la imagen de la patrona. Este año participaron siete embarcaciones y casi treinta submarinistas y familiares, aunque en la misa que precede a la inmersión son muchos los vecinos que participan. Días antes, los organizadores sacan la talla del fondo marino para limpiarla. Allí permanece durante el año, a 18 metros de profundidad, colocada sobre una losa decorada con cerámica valenciana con el castillo de Cullera y la inscripción del club. Los buzos hicieron un círculo bajo el mar y pasaron a besar la imagen uno por uno, despidiéndose de ella hasta la próxima inmersión que realicen en ese punto. En la jornada también se recuerda a los compañeros que ya no están.