El alcalde de Carcaixent, Paco Salom, denunció ayer la aparición de trastos, electrodomésticos viejos, muebles y todo tipo de basura en diferentes puntos de la ciudad. Según el primer edil, se trata de una práctica que «se repite cada semana» y cuyos trabajos de recogida suponen un elevado coste para las arcas del consistorio y, al mismo tiempo, para todos los vecinos. Por este motivo, Salom ha pedido a los ciudadanos que utilicen el servicio municipal de recogida de cacharros en lugar de dejar los despojos en cualquier esquina, pues el posterior trabajo de retirada asciende a unos 230 euros por servicio.
Esta vez han aparecido en diferentes puntos del municipio electrodomésticos como una lavadora o un frigorífico, sillas, muebles, colchones, un sillón, ropa o un espejo. Incluso se han vertido dos bolsas de basura a solo dos metros de los correspondientes contenedores. La mayoría de estos elementos, además, podrían haberse recogido utilizando el servicio de recogida de trastos que ofrece dos días a la semana el municipio, que también cuenta con contenedores habilitados para cada tipo de despojo y con el ecoparque local.
Pese a que estas acciones son reincidentes, el alcalde carcagentino asegura que «estas prácticas la realiza un número muy pequeño de vecinos» y que la mayoría de la ciudadanía «cumple con el compromiso para mantener la ciudad limpia», pero que estos vertidos puntuales «son suficientes como para ensuciar la imagen de la localidad y hacer inútil el esfuerzo que realiza el ayuntamiento por mantener limpia la ciudad». De hecho, indica que las salidas extraordinarias de este servicio se están produciendo «muy a menudo» y lamenta que por culpa de estas acciones «lo pague el pueblo».