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El trabajo de captar rayos

A la caza de la tormenta perfecta

Dos jóvenes de la Ribera se convierten en los únicos «cazatormentas» profesionales de España

A la caza de la tormenta perfecta

Existen diferentes modalidades de caza. Mientras unos se decantan por abatir animales salvajes y compiten por lograr la mejor pieza, otros esperan la llegada de un temporal para salir en busca del mejor rayo. Es el caso de Toni Rubio y Joan Boscà, dos jóvenes de la Ribera -de Alzira y Càrcer, respectivamente-, que se han convertido en los primeros «cazatormentas» profesionales de España.

El sector de la meteorología ofrece, en ocasiones, alternativas laborales aún desconocidas en España, mientras que están más extendidas en el resto de Europa y en Estados Unidos, donde en los últimos años ha proliferado el número de aficionados que han pasado a dedicarse a la caza de tormentas de forma profesional. Por ello, la compañía francesa Météorage, que trabaja en la detección y predicción de tormentas, firmó un convenio con la Asociación Valenciana de Meteorología (Avamet), de la que forman parte ambos, con el objetivo de contar con dos trabajadores «freelance» que ampliaran su cobertura de localización de rayos. De esta forma, tanto Rubio como Boscà vieron como su afición por la meteorología se consolidaba como una ocupación laboral cuando fueron seleccionados por esta empresa el pasado mes de junio.

El papel del «cazatormentas» se centra en la búsqueda del rayo perfecto. La intensidad de la tormenta, la cantidad de lluvia o granizo y el lugar son sólo algunos de los factores que los jóvenes ribereños tienen en cuenta a la hora de salir a capturar los rayos con ayuda de una cámara y un equipo técnico especial. «Nos dedicamos a ver cuándo las condiciones son lo suficientemente buenas para salir a hacer una grabación de la caída del rayo y también las medidas de la radiación electromagnética que genera esa descarga», explica el «cazatormentas» de Alzira y vicepresidente de Avamet, Toni Rubio.

Los jóvenes recorren la geografía española y portuguesa en busca de lugares que permitan tener una buena visibilidad de la tormenta, según las condiciones de inestabilidad que se presenten. Entre ellos, parques eólicos o puntos de vigilancia de incendios que faciliten su acceso. Su objetivo es conseguir que el rayo caiga delante de la cámara y grabar la velocidad del mismo.

Aplicaciones del trabajo

«Lo que hacemos es posicionarnos donde la tormenta esté pasando, a ser posible que sepas que no te va a pasar por encima, y así tienes más tiempo para poder captar el mayor número de descargas eléctricas y medir su intensidad», explica Joan Boscà, quien confiesa el riesgo que comporta la posibilidad de encontrarse bajo la tormenta, al poder ser alcanzado por algún rayo.

La detección de rayos responde a la puesta en marcha de medidas de protección contra la tormenta en diferentes campos como la navegación, la aviación o el ocio. No obstante, puesto que la caída de rayos puede provocar incendios, su búsqueda contribuye a la prevención de muchos de ellos. «Saber el punto exacto donde tienes que buscarlo es importante por si hay algún rayo latente, es decir, cuando cae uno de ellos, días después, puede producirse un incendio en ese lugar, acrecentado por el calor principalmente», explica Rubio. De esta forma, la empresa para la que trabajan cubre las necesidades de los particulares que quieran recibir avisos en caso de que exista probabilidad de caída de rayos.

Pero su afición por la meteorología no es algo nuevo. Desde que era niño, Rubio mostró interés por las tempestades nocturnas y decidió dedicarse a la meteorología gracias a la predicción del tiempo que veía en TV3. Por su parte, Boscà, a quien de pequeño le daban miedo las tormentas, empezó a interesarse por ellas por la afición que tenía su padre y ahora se han convertido en su forma de vida.

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