La instalación de hamacas en la primera línea de la playa de Cullera, regulada por el ayuntamiento cullerense para las zonas de Sant Antoni y del Racó con el objetivo de dar un mayor y mejor servicio a aquellos que deseen aprovechar al máximo su tiempo y mejorar la imagen turística de la ciudad, ha ganado la guerra del relax. Muchos han sido los visitantes que este verano han decidido hacer uso de las mismas por comodidad, y las quejas de los bañistas que prefieren instalar sus parasoles a primera línea del mar han pasado de contarse hasta por cien en algunas semanas del año pasado y de ser significativas en el inicio de esta temporada, a convertirse solo en anecdóticas.

El gerente de la empresa que gestiona el alquiler de las hamacas en la playa de Cullera, Salvador Capellino, señala que «el número de usuarios que han utilizado nuestro servicio se ha incrementado notablemente con respecto al año anterior, y se podría hablar incluso de que en ciertos momentos se ha duplicado». Uno de los motivos de este éxito ha sido la campaña informativa lanzada por el ayuntamiento, que a través de bandos y de carteles explicativos ha aclarado a los usuarios de la playa muchas dudas, como dónde se podían ubicar los bañistas que van por libre o las ventajas de utilizar el servicio de tumbonas, a la vez que ha evitado conflictos entre los partidarios de llevar sus parasoles y los trabajadores del servicio. De hecho, los incidentes más destacables de esta temporada se contabilizaron a principios del verano cuando, ante la ausencia de información, los bañistas que van por libre se quejaron ante los encargados del servicio porque no se les permitió ubicar sus sombrillas y sillas a primera línea del mar, ubicación que además está prohibida por la normativa legal. En aquella ocasión, la Policía Local llegó a identificar a una decena de veraneantes por colocar sus pertenencias delante de las tumbonas municipales instaladas en la playa del Racó y negarse posteriormente a retirarlas. Posteriormente, el consistorio anunciaba que se multaría hasta con 3.000 ? a quienes colocaran sus sombrillas a primera línea. Desde entonces, sin embargo, las quejas han sido menores y, si se tiene en cuenta que durante julio y agosto hacen uso de la playa alrededor de 250.000 personas, se entiende que se trata de situaciones puntuales que no empañan la calidad de un servicio que después de dos años se ha consolidado como una oferta atractiva más dentro del amplio abanico de servicios que ofrecen las playas cullerenses y que permiten a la costa cullerense acumular distintivos de calidad y banderas azules.

Comodidad y buenos precios

Y es que, como se suele decir, quien prueba (las tumbonas), repite. De hecho, los usuarios consultados por este periódico destacan que la presencia de las hamacas les ofrece la posibilidad de no tener que acudir a la playa cargados con sillas y parasoles, y encima con el privilegio de poder acomodarse justo frente al propio mar. El año pasado muchos desconocían que existía este servicio, por lo que los bañistas acudían cargados con sombrillas y tumbonas. Ahora, sin embargo, los mismos visitantes han dejado de traer los bártulos para, por un precio moderado, disfrutar de la playa desde la primera línea del mar.

Los usuarios del servicio coinciden en la comodidad y calidad del servicio, así como en la atención prestada por los trabajadores. De hecho, cada vez son más los que se abonan a los paquetes que ofrece la adjudicataria del servicio, con periodos semanales o quincenales. Alquilar una hamaca durante toda una jornada en Cullera sale por 4 ? y para toda la tarde solo por 2,5 ?, mientras que la quincena sale por 55 ?.

La empresa que gestiona el alquiler de las hamacas y sombrillas ya tienen experiencia en playas como la de Gandía o la propia València y cuenta con distintivos de calidad como la ISO 9000 y la ISO 14001. Todos los puestos de trabajo que ha generado, en total diez, han sido para gente de Cullera. La compañía tiene concesiones aprobadas durante 4 años en las playas de Sant Antoni, del Racó, de Cap Blanc y de Los Olivos.