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La dura realidad como rival

López ha chocado con una realidad que afecta a la mayoría de disciplinas: vivir del deporte y ser mujer es muy complicado

La alfarbina Ángela López ha dado un salto cualitativo en su carrera como jugadora de balonmano. La joven, de 21 años, competirá este año en la División de Honor defendiendo los colores del Castellón. La ribereña ha culminado, además, sus estudios de Criminología porque hay una realidad de la que no puede escapar: «No se puede vivir del balonmano femenino».

Los inicios de Ángela en el balonmano son como los de muchas jóvenes promesas. «Estudiaba en el colegio Santa Ana de Algemesí y empecé a practicar varios deportes. El balonmano fue el que más me gustó», explica a Levante-EMV. Si se tiene en cuenta que dio sus primeros pasos en Algemesí, hay un destino que se dibujaba como el ideal para formarse: los Maristas. «Me federé en los Maristas en Primero de ESO y allí jugué en las categorías de infantil, cadete, juvenil y sénior», comenta.

Durante esos años, el apoyo de la familia es indispensable y Ángela contaba con él. «En mi casa, mis padres sabían que me gustaban todos los deportes. Mi madre no conocía tanto el balonmano, pero se implicaron cuando les dije que era lo que yo quería. Me llevaban a Algemesí a entrenar y siempre han estado a mi lado, eso vale todo lo del mundo», asegura la joven de Alfarp.

Las aptitudes de López la llevaron a jugar como lateral, posición que ha desempeñado prácticamente desde sus inicios. Su calidad no pasó desapercibida para otros clubes y fue así como dio el salto al Mislata, hace un par de temporadas. Para el club valenciano ha jugado dos años, en División de Honor Plata. Las diferencias empezaban a hacerse patentes: «Hasta ese momento siempre había jugado con el colegio, contra equipos de un nivel muy parecido. Ir a Mislata implicaba tener más intensidad, aprendes mucho más y ya empiezas a ver hasta dónde puedes llegar».

Aunque aquel no fue el salto más alto. Este verano ha fichado por el Castellón, palabras mayores. «Nunca pensaba que podría llegar hasta aquí, cuando me lo propusieron dije que sí sin pensarlo», explica Ángela, que añade: «Llevo poco más de un mes, estamos de pretemporada, y ya he aprendido muchísimo, me encuentro mejor físicamente». Precisamente, conoce de sobra al conjunto castellonense ya que ha militado en División de Honor Plata los últimos años, por lo que las que ahora son sus compañeras fueron rivales las pasadas temporadas. «Llevan cinco años jugando la promoción de ascenso, se notaba que tenían mucha calidad. Yo me sumo ahora a ellas, formamos un grupo joven, quizás algo inexperto, lo que nos puede pasar un poco de factura. El objetivo será mantener la categoría y las perspectivas que tenemos son muy buenas», afirma.

Como muchas jóvenes que se introducen en el mundo deportivo, Ángela López se ha tenido que enfrentar a una realidad que, desgraciadamente, les afecta en la mayoría de disciplinas. Vivir del deporte y ser mujer es muy complicado. «Tienes que compaginar estudios o trabajo con el balonmano, porque no se puede vivir de él». La ribereña ha estudiado Criminología en la Universitat de València y allí el deporte tampoco ha faltado. Con el equipo de balonmano universitario ha cosechado varios éxitos en los últimos años.

Éxitos

«Estudiaba en la Universitat mientras jugaba en Mislata, compaginaba entrenamientos de mi club con los estudios. Pero también lo compaginaba con los entrenamientos y partidos del equipo universitario. Hemos competido con las otras universidades de la Comunitat y, tras vencer, hemos jugado varios campeonatos de España. En León quedamos segundas y nos clasificamos para el europeo y en Murcia quedamos terceras», explica Ángela. Pero aunque el camino sea complicado, la joven promesa del balonmano ribereño tiene muy claro que, independientemente de las dificultades que éste albergue, «la satisfacción que te da el deporte hace que te guste practicarlo por encima de todo».

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