La política de Algemesí se ha convertido en una actividad de riesgo. La oposición que ejerce el portavoz de Més Algemesí, Josep Bermúdez, siempre roza los límites de la tolerancia dialéctica. No descarta ninguna maniobra táctica, por retorcida que sea, con tal de atizar con despiadada crudeza al gobernante de turno. El último alcalde del PP, Vicent García Mont, abandonó el cargo harto de sus embestidas, pero la llegada al poder de la izquierda tampoco ha suavizado ese estilo. Frente el actual gobierno local, nucleado en torno al PSPV y EU, ha exhibido tanta o incluso mayor fiereza que la que utilizó contra la derecha.
Apostó por dejar que el ejecutivo local cayera víctima de su propia debilidad e inexperiencia para emerger como el líder imprescindible de la izquierda pero al comprobar que, una vez alcanzado el ecuador de la legislatura, Marta Trenzano todavía no había implorado su ayuda cambió de planes para forzar su incorporación al gobierno local. Lo ha intententado por tierra, mar y aire, pero cada vez que deja fluir su temida oratoria provoca tal sarpullido de desconfianza entre los socialistas y EU que el diálogo se quiebra de puro agotamiento entre recelos y descalificaciones volcánicas.
Trabajador incansable y experto como pocos en sacar rentabilidad de los resortes mediáticos, Bermúdez se alió con sus viejos enemigos del PP para retirarle el sueldo a tres representantes del gobierno local a los que acusó, sin ambajes, de ineptos. La idea era ahondar en la fragibilidad del bipartito tachándole de incapaz, pero esta vez ha medido tan mal sus pasos que ha acabado intoxicando a los medios informativos con una interpretación errónea y torticera de las leyes y normativas que puede salirle cara.
Los funcionarios han negado de manera taxativa que el gobierno local haya desestimado por silencio administrativo el recurso y las alegaciones presentadas contra el acuerdo plenario que ordenó retirar las retribuciones a los tres ediles. Es más, sostienen que el plazo para resolver las impugnaciones acabará el 8 de octubre. Pero Bermúdez todavía no ha pedido disculpas por engañar a la prensa. Cosas de la nueva política.
